Omega: “Me preguntan por Yeni Berenice y digo es el perdón más grande que he tenido que dar después del de mi madre”
Omega “El Fuerte” se considera un hombre nuevo. Su manera de hablar es más pausada y precisa. Su discurso y comportamiento exponen a un ser humano muy distinto al que años atrás era más seguido en los medios de comunicación por las controversias y episodios violentos que por su trabajo artístico.
Hoy, tras una transformación espiritual se observa diferente, sin miedo y con el perdón en su corazón. Así de fácil confiesa haber perdonado a su madre biológica y a la fiscal Yeni Berenice Reynoso, a quien enfrentó fruto de su comportamiento por violencia de género.
El merenguero urbano confesó haberse quitado de la espalda un gran peso que cargaba, fruto de la ira, el resentimiento y el dolor que albergó desde muy niño, como consecuencia al rechazo que sufrió de parte de su progenitora biológica.
Con una calma, que solo experimentan quienes han sanado heridas, Omega contó en una entrevista exclusiva para LISTÍN DIARIO que teniendo apenas seis meses de nacido y enfermo, con sarampión y lleno de llagas, su madre lo entregó a su padre porque ésta no lo quería.
Relató cómo su padre llegó adonde su hermana mayor, en barrio La Isabela de la capital dominicana, y lo entregó para que le cuidaran al pequeño.
En su narración, el artista específicó que su progenitora ya tenía a su hermano mayor, que era más claro de piel y con los “ojos amarillos”, y cuando ella se lo entregó a su padre ésta le dijo: – llévate ese chiquito, yo no lo quiero… “Resulta que el chiquito era yo” (Omega).
A seguidas agregó: “Yo estaba enfermo, con sarampión, también estaba feíto, pero el otro era un poquito más blanquito, con lo ojos más amarillos y pelo rojizo. – Yo me voy a quedar con ése. Llévate ese morenito, el chiquito, yo no lo puedo tener” (insistió la madre cuando se iba a separar de su pareja).
Esa es la conmovedora historia que le contaron a Omega desde que era un niño sobre cómo su madre decidió desprenderse de él para toda la vida.
Antonio Peter de la Rosa, su nombre real, fue entregado a una tía paterna, Ercilia de la Rosa, y a su esposo, Sergio Peter (fallecido recientemente), quienes ya eran padres de tres niñas y decidieron quedarse con el bebé enfermo.
Omega creció junto a una familia que le dio amor y se ocupó de formación, pero en el corazón del niño crecía un sentimiento de dolor y resentimiento, fruto de haber vivido el rechazo de su verdadera madre.
Según su relato, cuando tenía 10 años lo llevaron a conocer a su mamá biológica, y el niño con la ilusión de encontrar un abrazo en el regazo de su madre se enfrentó al rechazó.
“Lo primero que me dijo cuando me saludó fue: – mi hijo, pero yo no te quiero ni te puedo tener-. Y le respondí: – yo lo que vine fue a saludarla y a conocerla. Tenía como ciento y pico de pesos en monedas y se los di” (su madre le aceptó el dinero), recuerda él.
Su declaración dejó a todos los presentes pasmados. Son difíciles encontrar palabras para continuar con una entrevista luego de escuchar un relato de esa naturaleza, a pesar de saber que ya había logrado perdonar todo el daño y el dolor causado por esta inesperada actitud de su madre.
Con su verdadera progenitora tuvo una relación muy difícil. “Imagínate yo levantarme de ahí, yo no entendía eso, fue difícil perdonarla”, reveló.
Sin embargo, Omega se ha quitado un gran peso de su conciencia al lograr perdonar a su progenitora.
Para él ha sido un antes y un después en su vida, haber experimentado ese perdón. “Es la satisfacción más grande que yo he tenido en mi vida, cuando dejé ir esa opresión, esos sentimientos negativos”.
De inmediato trajo otro episodio a colación: “Recuerdo que me preguntaban qué dice de Yeni Berenice y digo es el perdón más grande que he tenido que dar después del de mi madre. Yo estoy libre, corro libre como el agua y eso se siente tan bien”.
El artista terminó aconsejando a la gente invitándole a perdonar. “Trata de perdonar, no guardes nada en ti, todo eso es un peso demasiado grande, y te hace más daño a ti, que a la persona que odia. A eso es que Dios nos manda a perdonar”.
EN BONANZA ESPIRITUAL
Omega dice estar super bien. Eso de ser un hombre nuevo para él es un renacimiento, es convertirse en lo que la gente, su padre, sus hijos y su familia esperaban que fuese hace mucho tiempo. Y eso se traduce en un buen padre, buen hombre, buen hermano, buen esposo, tranquilo y responsable con su trabajo. Un cambio que el intérprete del “Mambo violento” logró gracias a que pudo encontrarse consigo mismo, aprendió a respetarse y quererse, lo que luego pudo, entonces, ofrecerlo a los demás.
Antes Omega, creyente de Dios, en medio de las muchas situaciones difíciles que atravesó, oraba para experimentar un cambio e hizo promesas que ha ido cumpliendo, si Dios le ayudaba a lograrlo.
El artista reconoció que su vida no había sido color de rosa y cometió muchos errores que le fueron marcando y afectando en el mundo artístico.
“A veces no le damos la atención ni importancia a las cosas que tenemos, siempre vamos pensando en lo que queremos lograr mañana, en lo que queremos tener, en las cosas materiales, en lo que se perdió, pero en ti está cuando tienes un vaso a la mitad de agwua velo medio vacío o medio lleno de agua”, expuso el merenguero, quien comenzó a ver las bendiciones que le rodeaban. Es así cómo pudo ver el talento que Dios le otorgó como un legado que ya no muere, pues tiene sobre sus hombros una responsabilidad musical.
Su meta en la carrera es ser un merenguero internacional, llevando por el mundo la cultura dominicana.
Es por eso que entendió que debía hacer un cambio para que la sociedad lo viera de otra manera “porque había una percepción muy negativa de mí”.
Ante todos estos cambios Omega no pide que crean en su discurso, si no invita a la gente a ver su nuevo comportamiento, del cual mucha gente ha comenzado a percibir, recibiendo las felicitaciones de sus seguidores.
Ante esta nueva realidad el merenguero urbano confesó que ahora observa tener mucha más aceptación que antes.
Lo cierto es que de ese hombre violento, el que tuvo que enfrentar la justicia por distintos casos de violencia de género e incumplimiento de contrato, había un niño dolido, un ser humano que buscaba respuestas y que no sabía cómo canalizar sus sentimientos.
“De ese hombre violento la realidad es que uno lo maneja. Todo el mundo tiene negatividad, tiene opresiones, tiene malos sentimientos, tiene sentimientos encontrados, cosas negativas guardadas, pero en tí está guardar todo eso”, expresa.
Ahora el padre de ocho hijos, el mayor de 29 años, asegura ser un mejor padre, ser un padre presente, no sólo para sus hijos, sino para toda su familia.
Alrededor del fenómeno de Omega se creó la controversia sobre si lo que tocaba es o no es merengue.
También existe actualmente el debate sobre que no debería existir la calificación merengue de calle o merengue urbano, pues en definitiva se trata del mismo merengue, que ahora llega con nuevas fusiones.
Él no ve razones para tener dos categorías separadas (merenguero del año y merenguero urbano) en los Premios Soberano porque lo suyo es merengue.
Omega confesó ser un verdadero merenguero y recordó las fusiones que hicieron Los Hermanos Rosario, Toño Rosario, Pochy Familia y Kinito Méndez, quienes introdujeron cambios al merengue tradicional y sus propuestas fueron consideradas como merengue.
Omega entiende que al momento de su pegada el merengue tradicional no contaba con el respaldo del público y quizás había personas resentidas que no aceptaban el despegue de su “Mambo violento” como denominó a su primer álbum, el que según relató se trata de una fusión de reguetón, R&A y rap con el merengue.
También recordó cómo a la Asociación de Cronistas de Arte le costó reconocer su trabajo, ya que fue nominado luego de haber sido postulado por su música en premios extranjeros como Billboard y Premio Lo Nuestro.
Para lograr su pegada y permanencia, el recorrido es largo. Antonio Peter de La Rosa creció en el sector Pantoja de la capital. A los 13 años se trasladó desde su casa hasta las instalaciones del Canal 6 (Telemicro) en la calle San Martín. Allí participó en un concurso de rap que presentaba Miguel Ortega en su programa “Gente Alegre”.
Su interés por la música fue creciendo y se trasladó a La Vega, en donde componía y grababa jingles para algunas compañías.
Su madre de crianza le hizo regresar a Pantoja para que terminara el bachillerato. Más tarde Omega se interesó por el boxeo y llegó a ser parte de la Selección Nacional, pero su deseo de ser artista pudo más hasta perseguir su sueño.