La mítica relación entre la autoestima y el éxito
Las investigaciones sugieren que cada vez más estudiantes estadounidenses piensan que son algo especial. Generalmente, la alta autoestima se tiene por algo bueno. ¿Pero puede mucha autoestima hacerte menos exitoso?
Desde que empezó a aplicarse en 1966, cerca de 9.000.000 de jóvenes han llenado la Encuesta de Estudiantes Estadounidenses de Primer Año. La encuesta pide a los estudiantes que se evalúen frente a sus colegas en varias áreas de habilidades básicas.
En las pasadas cuatro décadas, ha habido un dramático aumento del número de estudiantes que se describe a sí mismo como “superior al promedio” en habilidades académicas, motivación al éxito, habilidades matemáticas y autoconfianza.
Así lo reveló un nuevo análisis de los datos de la encuesta, realizado por la psicóloga estadounidense Jean Twenge y un grupo de sus colegas.
Falta de modestiaLa forma como los estudiantes se evalúan a sí mismos en renglones menos individualistas, como disposición a la cooperación, comprensión de los otros y espiritualidad, ha registrado pocos cambios, incluso ha bajado.
Twenge añade que mientras los jóvenes están cada vez más inclinados a etiquetarse a sí mismos como “dotados” en habilidades escritas, las pruebas sobre escritura señalan que el indicador vienen en descenso desde los años 60.
Otro estudio realizado por Twenge sugiere que ha habido un 30% de incremento en las actitudes narcisistas en los estudiantes estadounidenses desde 1979.
Autoestima es la valoración que hacen las personas de sí mismas.
“Nuestra cultura solía promover la modestia y la humildad y no presumir de uno mismo. Se consideraba negativo ser visto como vanidoso”, dice Twenge.
Epidemia narcisistaNo todo el que tiene alta autoestima es un narcisista. Algunas apreciaciones positivas de uno mismo pueden ser inofensivas y de hecho, justificadas.
Pero uno de cada cuatro estudiantes que respondió al cuestionario Inventario de Personalidad Narcisita lo hizo de una manera que se inclinaba hacia visiones narcisistas de sí mismo.
Aunque algunos argumentan que el narcisismo es una característica esencial, Twenge y sus colegas lo ven como algo destructivo.
En Epidemia Narcisita, coescrito con Ketith Campbell, Twenge culpa del crecimiento de las actitudes narcisistas a una serie de tendencias, entre las que incluye el estilo de crianza, la cultura de la celebridades, redes sociales y el fácil acceso al crédito, que permite que la gente luzca más exitosa de lo que realmente es.
“Lo que realmente se ha impuesto en las últimas dos décadas es la idea de que tener una gran confianza en sí mismo, amarte a ti mismo, creer en ti mismo, es la clave al éxito. Pero lo interesante acerca de esa creencia ampliamente compartida es que es generalizada, pero también es falsa”, dice la psicóloga.
Literatura de autoayudaEsta fascinante idea de que la vida de las personas mejorará con su autoestima llevó al surgimiento de lo que se conoce como el Movimiento de Autoestima.
Autoestima y sociedad
El Movimiento de la Autoestima tiene sus raíces en el movimiento de los derechos civiles, que promovió la solidaridad de grupo, pero también el derecho del individuo a ser lo que deseara ser.
En los años 70 una serie de seminarios se centró en la consecución de la felicidad y la realización personal mediante el desarrollo del potencial propio.
El primer libro popular sobre autoestima fue publicado en 1969, “La Psicología de la Autoestima”, del psicólogo Natahniel Branden.
Legiones de libros de autoayuda han propagado la idea de que cada uno de nosotros tiene la capacidad de lograr grandes cosas…Sólo necesitamos tenernos más confianza.
Más de 15.000 artículos de revistas especializadas han analizado el vínculo entre la alta autoestima y los resultados en la vida real, en términos de logros académicos, oportunidades laborales, popularidad, salud, felicidad y seguimiento de las leyes y los códigos sociales.
Y sin embargo, es muy poca la evidencia de que una elevada autoestima lleve a resultados positivos tangibles.
“Si existe un efecto, es muy pequeño”, asegura Roy Baumeister de la Universidad estatal de Florida, quien en 2003 encabezó un equipo que analizó decenas de estudios sobre la autoestima.
Baumeister encontró que aunque la alta autoestima frecuentemente tenía una correlación positiva con el éxito, la causalidad era poco clara. Por ejemplo, ¿se le da notas positivas a la gente con alta autoestima o es el obtener altas notas lo que genera la alta autoestima?
“El autocontrol es mucho más poderoso y bien documentado como una causa de éxito personal. Pese a los años que he invertido en investigar la autoestima, les aconsejo que se olviden del tema”, dice.
Pero eso no significa que la gente con poca confianza en sí misma sea más exitosa en la escuela, sus carreras o en el deporte.
“Necesitas creer que vas a lograr lo que te propongas, pero eso no es lo mismo que creerte grandioso”, dice Twenge y da el ejemplo del nadador que necesita aprender a girar: esa persona debe creer que puede aprender hacerlo; creer que ya es un nadador grandioso no va a ayudarlo para nada.
¿Creen los jóvenes que son mejores de lo que son? Si es que lo creen, quizá la respuesta apropiada no sería condena sino compasión.
Los narcisistas descritos por Twenge y Campbell frecuentemente son encantadores y carismáticos. Para ellos es fácil establecer relaciones y exhibir mayor confianza en círculos sociales o en entrevistas de trabajo. Sin embargo, sus perspectivas no son buenas.
Los narcisistas pueden decir todo lo que deben decir de manera correcta, pero sus acciones eventualmente revelan que son egoístas.
Problema genético y cultural
Cada vez más jóvenes dicen estar por encima del promedio en muchas habilidades.
Frecuentemente, cuando llegan a la mediana edad estos narcisistas se dan cuenta de que sus vidas han estado marcadas por un inusual número de relaciones fallidas.
Pero no es algo que sea fácil de arreglar. Los narcisistas son notorios por abandonar las terapias.
“Por definición es muy difícil cambiar. Está enraizado en la genética, el ambiente, la cultura y cosas que no son en lo absoluto maleables”, dice Twenge.
Las cosas no se ven bien para los jóvenes que, aunque no sean clasificados como narcisistas, tienen una visión de sí mismos desproporcionadamente positiva.
Un estudio dirigido en 2006 por John Reynolds de la Universidad estatal de Florida encontró que la mayoría de los estudiantes son ambiciosos, pero igualmente poco realistas en sus expectativas, creando lo que el investigador llama “ambiciones infladas”.
“Desde los 60 y 70, cuando esas expectativas empezaron a crecer, ha habido un aumento en la ansiedad y la depresión. Va a haber mucha más gente que no va a alcanzar sus objetivos”, afirma.