Descubren el verdadero origen del oro en la superficie terrestre: La clave del misterio estaba en la dinámica de las placas tectónicas
En el corazón de nuestra historia como humanidad, los metales preciosos han sido protagonistas. Desde las antiguas civilizaciones que valoraban el oro como símbolo de poder hasta las modernas tecnologías que lo emplean en electrónica, este metal ha fascinado por su rareza y utilidad. Pero detrás de su brillante apariencia se oculta una pregunta que ha intrigado a científicos durante décadas, que podrían incluirse en una lista de curiosidades: ¿cómo llegó el oro a la superficie de la Tierra? La Geología tiene la respuesta. Un reciente estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Ginebra y publicado en Nature Geoscience, arroja nueva luz sobre este enigma. Los resultados ponen en duda ideas previas y revelan que el oro es transportado a través de fluidos magmáticos gracias a la acción del bisulfuro (HS⁻), un compuesto del azufre que opera en condiciones extremas. Este avance no solo ayuda a entender mejor la formación de yacimientos de metales preciosos, sino que también abre nuevas posibilidades en su exploración y minería.
Cuando una placa tectónica subduce, es decir, se hunde bajo otra, las temperaturas y presiones extremas generan magmas ricos en agua y elementos volátiles como azufre y cloro. Estos elementos son cruciales porque forman compuestos con metales como el oro y el cobre, permitiendo su transporte hacia la superficie terrestre.
A medida que el magma asciende, la presión disminuye y se liberan fluidos magmáticos saturados en agua. “Estos fluidos no solo están formados por agua, sino también por elementos disueltos que movilizan metales”, explica Stefan Farsang, autor principal del estudio. Este mecanismo es clave para entender cómo se forman depósitos ricos en oro en regiones volcánicas y zonas de subducción.
Azufre y su especiación: la clave del transporte de metales
El azufre, un elemento químico esencial en este proceso, puede cambiar su estado de oxidación (redox), ganando o perdiendo electrones según las condiciones químicas y físicas del entorno. Este cambio afecta su capacidad para unirse a otros elementos, como los metales.
Los científicos han debatido lárgamente qué especies químicas del azufre eran responsables de movilizar el oro. Un estudio de 2011 sugería que los radicales de trisulfuro (S₃⁻) jugaban un papel predominante. Sin embargo, este nuevo trabajo demuestra que el bisulfuro (HS⁻), junto con el sulfuro de hidrógeno (H₂S) y el dióxido de azufre (SO₂), son las especies principales responsables del transporte del metal precioso. Este hallazgo, logrado con innovadoras técnicas experimentales, refuta investigaciones anteriores que sobrestimaron el papel de los radicales de azufre.
La revolución metodológica que aclaró el proceso
Para abordar las limitaciones de estudios previos, el equipo de la Universidad de Ginebra desarrolló un método innovador. Sellaron una cápsula de oro con un cilindro de cuarzo y una solución que imitaba la composición de un fluido magmático. Este sistema se sometió a presiones y temperaturas extremas, similares a las que ocurren en el manto terrestre.
Gracias a esta configuración, los investigadores pudieron controlar con precisión las condiciones redox, algo que no había sido posible antes. Las muestras se analizaron mediante espectroscopía Raman, que permite observar las especies químicas del azufre a temperaturas de hasta 875 °C, representativas de magmas naturales.
El resultado más significativo fue confirmar que el bisulfuro (HS⁻) es el principal responsable del transporte de oro en fluidos magmáticos, contradiciendo las hipótesis basadas en datos erróneos de radicales de azufre. Esto abre la puerta a una mejor comprensión de los procesos geológicos que forman los yacimientos de metales preciosos.
mpacto en la exploración de yacimientos de oro
El descubrimiento tiene implicaciones prácticas importantes. Una gran parte de la producción mundial de oro y cobre proviene de depósitos formados por fluidos derivados de magmas. Entender el papel del bisulfuro no solo resuelve un debate científico largo, sino que también mejora los métodos de exploración.
El saber qué condiciones favorecen el transporte de oro en los fluidos magmáticos permitirá a los geólogos enfocar sus búsquedas en áreas con mayores probabilidades de albergar estos metales. Por último, este avance puede optimizar la extracción sostenible, reduciendo el impacto ambiental de la minería.