Este es el peligroso precio que ‘pagamos’ al conectarnos a una red wifi gratis
Conectarse al wifi del aeropuerto mientras esperamos nuestro vuelo es un gesto muy común. Sin embargo, encierra riesgos ―para muchos― inesperados.
“Cuando nos conectamos a una red gratuita de cualquier tipo, ofrecidas por establecimientos o entidades públicas o privadas, casi siempre se ha de aceptar una suerte de condiciones que son las que esconden lo que realmente ‘paga’ el usuario por conectarse”, alerta Marcos Sierra en Vozpópuli.
Según el columnista, son varios los riesgos que encierra esta práctica:
Envío de publicidad
Cuando aceptamos las condiciones de uso de una red determinada (las cuales pocas veces se leen), damos permiso para mucho más de lo que imaginamos. “No hay que extrañarse si, días después de realizar esa conexión al wifi del aeropuerto a la vuelta de las vacaciones, se recibe una ingente lluvia de correos electrónicos de tinte claramente comercial“, indica el columnista.
Por su parte, el ‘hacker’ Alfonso Arjona sostiene que “además de la inserción en listas de publicidad, [los responsables] obtienen un perfil muy detallado del tipo de cliente que eres para que esta sea más certera”.
Ataques al dispositivo
No hay que olvidar que las redes wifi públicas gratuitas cuentan con medidas de protección muy frágiles. “Las redes públicas pueden ponernos en peligro. Tanto el administrador como alguno de los usuarios conectados pueden utilizar técnicas para robarnos información”, asegura Félix Muñoz, director general de la empresa de seguridad InnoTec.
El columnista alerta de que algunas de estas conexiones de wifi gratuitas “instalan sin que el usuario lo sepa” una ‘cookie’ de rastreo “que transmitirá todo aquello que el usuario haga con el móvil“. En esa línea, Arjona recuerda que “un ‘smartphone’ está prácticamente todo el tiempo transmitiendo datos” y que muchas veces la configuración por defecto es la de “descargar datos pesados cuando se está conectado”, como por ejemplo, los videos de WhatsApp.
“Esto permite conocer no solo los recorridos del usuario, tanto de forma física como virtual, sino también el teléfono que utiliza, si es de gama alta o baja, sus especificaciones técnicas y un largo etcétera de especificaciones de ‘hardware’ del equipo”, alerta Sierra.
Asimismo, el columnista advierte sobre otro riesgo: la mayoría de las personas no suele desconectar nunca el ‘bluetooth’ de su teléfono, “sobre todo porque este se conecta automáticamente al manos libres del coche”, lo que se traduce en que esas ‘cookies’ “darán también fe del lugar en el que tenemos el vehículo aparcado, y en el futuro se le ofrecerá al usuario publicidad de vehículos de alquiler, estacionamientos, etcétera”.