¿Qué es la ética? La clave para entender nuestra relación con los demás y con el mundo
¡La ética es una María!”. ¿Qué bestia empezar así, no te parece? Pero es verdad que muchos ligamos hoy el estudio de la ética, con un momento de la vida en el que nuestros padres y madres decidieron que no daríamos religión en el colegio y nos metieron en eso, que pocos sabían qué era, llamado “Ética” Si tuviste mucha suerte te daría ética un docente licenciado en filosofía, pero no era ni es muy común encontrarlos en los colegios de infantil y primaria. Así que lo normal es que algún profesor de humanidades se calzara las sandalias de Sócrates y se comiera el sapo de tener que impartir esta asignatura más a fuerzas que de ganas. Que Juan de Mairena[1] fuera un profesor de gimnasia que impartía retórica y ética no es, por tanto, una fantasía descabellada de Antonio Machado si echamos un ojo a los colegios de ayer y hoy.
Y de aquellos barros estos lodos. Pues no falta el día que los filósofos de la ética no nos desayunemos con expresiones como “Fulanito no tiene ética” o “Tiene muy mala o poca ética”, u otras lindezas semejantes, que nos hacen preguntarnos si habla en realidad de ética o de las reservas de carne de membrillo de la despensa de su casa.
Hay muchas y diversas formas de definir la ética, no cabe duda, pero voy a intentar dar un par de ellas que nos sirvan para toda la vida y, si tenemos algo de memoria, te permitan navegar con menos lastre y con el espíritu algo más libre en el futuro.
Que la palabra ética deriva del griego “ethos” es indiscutible. En su origen esta palabra se refería a la manera de hacer las cosas o adquirirlas, a la costumbre, a un hábito o carácter. Por lo tanto, al terminar en “-ica”, como botánica, se convirtió en la disciplina que estudia o investiga las costumbres o las formas de hacer las cosas. Lo que quizá no sepas es que se atribuye al latino Cicerón la invención de la palabra “moralis”, origen de nuestra palabra “moral”, como traducción del griego costumbre o carácter. Así que, si abres un diccionario y buscas ética, lo que casi seguro leerás será algo parecido a esto:
Ya te hablaré de la moral con más calma en otro momento. Pero sigamos, si no te importa, con la ética. Porque si eres mínimamente hábil te habrás dado cuenta de que la primera definición es casi una suerte de figura retórica, una definición que se usa a sí misma para definirse y aunque los que nos dedicamos a estas lides lo tengamos muy claro, seguro que ya te está entrando agua en la canoa… no te agobies. Todavía no.
Vamos a definir ética de una manera aparentemente más simple: “La ética es el modo de relación de los animales humanos”. Si no lo ves aún recuerda que, de hecho, ética comparte raíz etimológica con “etología” que es la ciencia que estudia el modo de relación del resto de los animales no humanos. ¿Ya está más claro?
Si pensamos en la ética como el modo de relación de los animales humanos, y nada más por el momento, convendremos que allá donde encontremos dos o más humanos habrá una relación entre ellos, aunque no se quieran ni mirar a la cara, pues decidieron no hacerlo y por tanto actuaron y procuraron una no-relación imposible porque ambos tienen conciencia de la existencia del otro en un espacio compartido. Pues para liarla un poquito más, es ese espacio compartido al que llamaremos el “ethos”, la eticidad. El espacio de posibilidad de relación ética entre dos o más animales humanos.
“¿Y si solo hay un ser humano, Vico?” Quizá te lo estés preguntando, sí. Pues, lamentándolo mucho, si solo hay un ser humano no habrá posibilidad ética. Y esto es, en todos los casos, una auténtica tortura pues, como nos bien nos recordaba Aristóteles, somo animales políticos, hechos por y para vivir con los demás. Y cuando queremos castigar a uno de nosotros, no se nos ha ocurrido nada peor que condenarlo a estar solo, recluido entre cuatro paredes, o en una isla desierta, para que la locura haga de las suyas. Pues sólo los animales y los dioses pueden vivir en soledad y nosotros no somos ni lo uno ni lo otro, nos recordaba el tutor de Alejandro Magno.
Sigo por si no lo pillas.
En la película “Náufrago”, de Robert Zemeckis, un Tom Hanks varado en una isla desierta por varios años intenta sobrevivir a la soledad hablando con “Wilson”[2], un balón de voleibol con una cara pintada sobre un fondo rojo que simula una mano. Wilson, en este caso, personifica la necesidad del otro, de la posibilidad de relación ética, tanto para alivio de la película como siendo un punto de anclaje del personaje a una humanidad debilitada por el peligro físico y mental constante al que se expone al permanecer solo.
Ética y eticidad, es el modo de relación del animal humano y también allá donde se da la magia de ser lo que somos y cómo somos. Ni más no menos, y aunque ahora pueda parecer algo sencillo, no por ello deja de ser complejo. Los sistemas, como bien sabes, pueden ser simples o complejos. Un sistema simple es aquel en el que conocemos bien los elementos que lo componen y el producto de esta relación, pero allá donde introduzcamos el factor humano, el sistema pasa inmediatamente a convertirse en complejo. Esto es, un sistema en el que aun conociendo los elementos que lo conforman siempre perdemos información y capacidad de predicción. O sea, todo sistema complejo es incierto, genera incertidumbre, falta de certezas. Y a los animales humanos esto no nos gusta ni un pelo, y por eso necesitamos de reglar y ordenar el modo de relación entre nosotros. Y sí, justo ahí aparecerán las morales… ya te contaré.
Los primeros filósofos llamaron a la ética el arte del buen vivir, o del vivir bien, de la felicidad, pues todo apuntaba a que era en el cómo establecer las bases de nuestras relaciones de convivencia donde estaba la posibilidad de esa buena vida. Pero para ello debíamos estudiar muy minuciosamente cómo somos y cuánto más podemos aprender para mejorar, siempre teniendo en cuenta que para lograr ese buen vivir debíamos lograrlo compartiendo el camino con aquellos que dan sentido a nuestra vida como animales humanos. Porque sin amigos, diría Aristóteles, nadie querría vivir.
¡Así que cuidado con aquella asignatura escolar tan desprestigiada! Pues, como dice José Antonio Marina, si lo piensas bien descubrirás que los grandes problemas del mundo, como la nueva realidad climática, las guerras, las injusticias, el hambre, etc… , no son en realidad problemas económicos, ni políticos, ni científicos, ni siquiera tecnológicos, son problemas éticos y solo pueden tener solución desde la ética. Continuará…
[1] “Para nosotros, la cultura ni proviene de energía que se degrada al propagarse, ni es caudal que se aminore al repartirse; su defensa, obra será de actividad generosa que lleva implícitas las dos más hondas paradojas de la ética: solo se pierde lo que se guarda, solo se gana lo que se da.” Juan de Mairena, Antonio Machado.
[2] Tom Hanks contó en una entrevista que cuando la gente lo reconocía en los espacios públicos algunos le gritaban “¡corre Forest!” pero tras el estreno de “Naufrago” ya todo el mundo le grita “¡Wilson!” tal como el hace en la famosa escena de la película donde el balón es arrastrado por la corriente lejos de él mientras le grita.