10 de las Bromas más pesadas e ingeniosas que las personas les han hecho a sus compañeros de trabajo
Al igual que en todo grupo de amigos está el típico gracioso que anima las fiestas y mete la pata alguna que otra vez, en toda oficina que se precie debe haber un payasete que anime las aburridas jornadas en el trabajo, siempre que no seas tú la víctima de su bromas, claro.
Estamos hablando de esa persona que adora las travesuras, y como si fuese un niño pequeño, se pasa todo el día maquinando para saber cuál puede ser su próxima trastada.
A continuación te mostramos una recopilación de las bromas de oficinas más diabólicamente ingeniosas que te puedas imaginar:
1- La carpeta mágica
Creé una nueva carpeta en el escritorio de un compañero de trabajo llamada Porno de Rusas Enanas y luego tomé una captura de la pantalla y la puse como fondo de su escritorio. Fue impresionante la cantidad de tiempo que le tomó a un ingeniero darse cuenta de por qué no podía borrar la carpeta.
2- Cambio de familia
Uno de mis compañeros de trabajo tiene un montón de fotos familiares por todo su espacio de trabajo. Decidí ir cambiándolas poco a poco por fotos mías. Trabajé muy duro para encontrar imágenes similares para poder reemplazarlas. Incluso viajé a algunos de los lugares para copiar las imágenes.
Casi las había cambiado todas cuando otro chico con el que trabajamos le preguntó por qué tenía tantas fotos mías. Fue gracioso ver como mi amigo le explicaba que no estaba obsesionado conmigo ni nada parecido.
3- Moneda a moneda
Durante dos meses me metí en el vestuario antes que mi compañero y metí un centimo en su bota derecha. Después de aproximadamente una semana y media pude verlo totalmente desquiciado. Con el tiempo, sacar el centimo de su bota derecha se convirtió en otra tarea más de su rutina diaria. Ya no estaba frustrado, simplemente se había dado por vencido.
Entonces, un día decidí poner la moneda en su bota izquierda. Cuando sacudió su bota derecha como de costumbre y vio que no cayó nada se sintió súper aliviado, como si se hubiese quitado un gran peso de encima.
Cuando se puso la bota izquierda simplemente perdió la cabeza. Lanzó la bota por el vestuario con todas sus fuerzas, maldiciendo y gritando quién le estaba haciendo eso. Dejé de joderle desde entonces. Actualmente tengo en mente meterle una moneda una vez al año solo para recordárselo. Nadie sabe que fui yo quien estuvo detrás de esto y planeo mantenerlo así.
4- Me las piro, vampiro
Cuando sé que me corresponde un aumento o un ascenso y me dicen que no tienen presupuesto o que tengo que esperar un tiempo, empiezo a usar trajes para trabajar. No todos los días, tal vez una vez o dos a la semana. Espero algún tiempo y repito. Así parece que voy a entrevistas de trabajo durante el almuerzo o después de trabajar.
5- Qué lindo gatito
He ocultado un pequeño altavoz en la pared de la oficina de al lado que emite un suave maullido de gato cada 2 horas.
6- ¿Qué me pongo ahora?
Hay un tipo en mi oficina que a menudo viene a trabajar en vaqueros y camiseta y solo se pone ropa de trabajo cuando llega a su oficina.
Hace unos años llegué a la oficina alrededor de la medianoche y cambié su ropa por unas camisas hawaianas, básicamente la ropa más hortera que pude encontrar en una tienda de segunda mano.
Cuando llegué allí a la mañana siguiente, estaba encerrado en su oficina. Su secretaria me dijo que había tenido una semana bastante jodida en términos de carga de trabajo y que estaba de mal humor. Finalmente, salió con sus jeans y su camiseta. Cuando abrió la puerta del armario, se quedó allí probablemente durante 10-15 segundos tratando de que su cerebro procesase lo que tenía delante.
Finalmente comenzó a reírse y se puso uno de los conjuntos más “discretitos”. Se pasó el resto del día tratando de descubrir quién lo había hecho. Mientras tanto, gente de toda la oficina vino a contemplar el resultado de mi elaborado plan. Al final del día terminé confesándolo. Él juró venganza aunque no ha hecho ningún intento aún.
7- ¡Niños, venid a mí!
Soy profesor de música en una escuela en la que tuve ciertas diferencias con la profesora de gimnasia. Ella enviaba a la toda la clase de preescolar a la mía diciéndoles que era mi cumpleaños y que me encantaban los abrazos. Puede que hiciese esa jugarreta unas dos veces al mes.
Un día los mandé de vuelta y les dije que a ella le encantaba que la gente le pisase los pies. En cuanto lo supieron, se precipitaron sobre ella y comenzaron a pisotearla. En otra ocasión también les dijo a los niños que fueran a mi clase, que no dijeran nada y que me miraran fijamente. Fue la cosa más espeluznante que he vivido jamás. Ahí fue donde me ganó.
8- El secreto de la nube
Instalé “cloud to butt” en el PC de mi compañero de trabajo. Para quien ande un poco perdido, se trata de un complemento de Chrome que cambia todas las entradas de la palabra “nube” que aparecen por “culo”.
No se dio cuenta durante meses. Finalmente, se percató cuando me preguntó que a qué se refería uno de los clientes con lo de “subir los archivos a mi trasero“.
9- Petaginas traicioneras
Cogí un rollo de pegatinas de la farmacia que decían “Sólo para uso rectal” y las pegué al azar sobre bolígrafos, teléfonos, grapadoras y el enfriador del agua.
Todo iba bien hasta que nuestro director entró y nos echó la bronca a pesar de no poder parar de reírse.
10- Poco a poco
Me siento al lado de un tipo que es un buen amigo mío y nuestros escritorios están separados por un divisor móvil. Desde que me mudé a su lado hace 2 semanas he estado moviendo el divisor un centímetro hacia él todos los días. Estamos a 13 cm y todavía no se ha dado cuenta.