5 cosas que aprendes de un corazón roto
Muchas de las relaciones que tenemos a lo largo de nuestra vida tienen que terminar. Y cuando eso sucede el dolor se presenta; a veces como un ligero recordatorio de la pareja que terminó, a veces como una tormenta que no nos deja pensar con claridad, pero a la que nos terminamos acostumbrando.
¿Pero no dicen que hay que ver lo bueno en lo malo? ¿Pero qué podría tener de bueno romper una relación de años? ¿Alejarte de las personas que quieres? Mucho. Hoy te dejo una lista con 5 cosas que aprendes de un corazón roto.
No eres perfecta…tampoco él
Cuando estás en la cima del mundo de la relación es muy fácil sentir que ambos son una especie de dioses perfectos que están hechos el uno para el otro. Que a pesar de las diferencias fundamentales o los desacuerdos, están destinados a terminar juntos.
Es tan fácil. Hasta que una mala ruptura te recuerda que no existe nada que sea perfecto y que los defectos pueden ser difíciles de ver durante los buenos tiempos; pero a veces dos personas son sencillamente incompatibles, no importa lo mucho que trates de hacer que funcione.
Puede ser difícil dejar ir la idea y la imagen de la perfección romántica, pero te ayudará en cada relación del futuro, porque serás capaz de ver la realidad y trabajar en las cosas que valen la pena.
Necesitas a tus amigos
¿Quién más te va a escuchar por horas y horas acerca de lo “poco” que te importa él, cuando en realidad es obvio que es lo único que te interesa de momento? ¿Quién va a abrazarte hasta que te quedes dormida de tanto llorar o te va a sobar la espalda en silencio, sin presionarte?
¿Quién te va sacar de la cama, obligarte a bañar y luego llevarte a un buen bar para que te olvides de todo bebiendo y bailando? ¿Quién te va a recordar que eres una mujer increíble que tiene mucho por ofrecer fuera de una relación romántica?
Gracias al cosmos, Dios, bebe Jesús, los reyes magos y el ratón de los dientes, por los amigos.
Las palabras duelen más que las acciones
¿No es raro como, después de años de tener bellas experiencias con otra persona, podemos recordar con más exactitud las cosas malas? Palabras que durante una pelea sustituyeron al golpe que en realidad le querías dar en la cara, son las que se esconden muy adentro de nosotros, en esos lugares llenos de inseguridad, pero que estarán listas para salir en el momento en que nos encontremos en nuestro momento más malo.
El deseo de dañar, de hacer que el otro sienta el dolor que tú no te puedes quitar de encima y que quieres que el otro cargue junto a ti. Mucho después de las disculpas y la separación, nos vamos a preguntar cómo alguien que dijo amarnos tanto, pudo haber pensado y dicho, cosas tan terribles. Y al final nos queda una duda: ¿Se sintió así desde el principio?
Si ya te pasó, sabes bien cómo se siente. No es bonito y el dolor…no hay manera de explicarlo. Así que no hagas aquello que alguien te hizo, no vale la pena lastimar así a nadie, nunca.
Cometer un error es muy fácil
Generalmente no nos damos cuenta cuando lastimamos a las personas. Las pequeñas cosas que decimos, las fechas que olvidamos, aquello que no consideramos importante…todas son faltas de atención que pueden parecernos insignificantes, pero que pueden lastimar a las personas que queremos.
No es hasta que las cosas terminan, después de que las aguas se calman, que somos capaces de ver los momentos y los lugares donde las cosas cambiaron sin que nos diéramos cuenta. La empatía es una cosa complicada, especialmente después de largos periodos de tiempo con la misma persona, pero también es algo que NO podemos olvidar nunca.
Mudarte no es la solución
A menudo existe el deseo de alejarte de todo, porque todo lo que te rodee, ate, recuerda a él. Cuando hablo de mudanza, no sólo es de ciudad. También es olvidar lugares que frecuentabas y que te encantaban.
Buscar sitios nuevos, rutas nuevas y evitar de manera consciente todo aquello que ambos hacían (aun cuando tú lo hubieras hecho antes de conocerlo). Tristemente, el dolor que sientes cuando estas en lugares que ambos compartieron, no se va a ir cuando cambies de escenario.
Un simple cambio de rutina puede ayudarte en términos de olvidar temporalmente ciertos detalles, pero al final el cambio tiene que nacer en ti. Lo cierto es, que no importa lo lejos que vayas o cuánto te alejes…no puedes escapar de ti misma.