Comunicación sin escrúpulos en Sosúa
La labor informativa que realizan los comunicadores locales, es sin dudas, encomiable. Resulta un verdadero bien social para el municipio de Sosúa, el servicio de la noticia casi en tiempo real, porque existe un grado de inmediatez muy eficiente, considerando los aportes de periodismo ciudadano que constituyen las publicaciones a través las redes sociales.
En circunstancias recientes en que Sosúa ha sido el ojo de enfoque de medios nacionales e internacionales, tras la muerte del pelotero nativo, Oscar Taveras; es propicio analizar algunas situaciones que se presentan con frecuencia en nuestros medios y que deben ser corregidas.
Tal vez en busca del protagonismo o con intenciones de llevar la primicia, algo totalmente válido, algunos medios y comunicadores pasan por alto principios de la comunicación que no debieran ser violados. Hagamos hincapié en esa manía de alimentar el morbo del público con la publicación de pleitos personales y la primacía de imágenes fuertes, entiéndase personas heridas, cadáveres expuestos entre otras.
¿Qué necesidad había de mostrarle al televidente el cuerpo desfigurado de Oscar Taveras? Y no es solo con el caso de Oscar, ha pasado ya infinidad de veces, sin que se tome consciencia de lo improcedente que son estos actos. Oscar Taveras, no era solo un pelotero, una figura pública, ni el muchachito acelerado que fue, sino que era hijo de un hombre y una mujer, personas de carne y hueso, que tenía familiares, amigos y allegados, a los que ver su cadáver destrozado en la televisión y medios digitales pudo resultarles un peso aun mayor, al que ya había provocado su muerte.
El ejercicio de la comunicación, debe apelar en todo momento, al interés humano, al respeto y a la ética. La comunicación social no es el mero acto de colocar una mesa y dos sillas en un set de TV, de difundir opiniones en la radio o exponer todo cuanto se le ocurra al comunicador en los medios digitales. La comunicación debe tener un profundo compromiso social y esto incluye lógicamente el respeto.
Antes del caso de Taveras, ya muchas veces nuestros medios se plagaron de imágenes sin censura, ¿Qué acaso a los productores, comunicadores y directores de medios se les olvida que los niños también ven la televisión y navegan por la web? Y no solo son los niños, hay personas con sensibilidad que pueden hasta resultar enfermas ante el impacto provocado por una imagen inapropiada.
¿Qué puede importarle a la comunidad los dimes y diretes personales de funcionarios públicos, de miembros de la prensa o de cualquier otra persona? Esos altercados, deben quedarse fuera de las cámaras, que los medios no deberían ser usados para el sensacionalismo personal y/o político. Si el chisme se compra mucho, es porque a veces es el único producto en venta.
No pensemos solo, en lo provechoso que es ser el dueño de la primicia informativa, el propietario de las imágenes documentales de una información que ningún otro medio tiene. Sosúa, como cualquier otro pueblo, es una comunidad que merece respeto y los comunicadores, profesionales como son, deben asumir el ejercicio comunicativo con ética y con apego a los principios del periodismo.
Eso de hacer comunicación amarillista, por ganar rating y atraer audiencia, a fin de cuentas, es como el viejo dicho popular “lo que hace con las manos lo desbarata con los pies”. La invaluable labor que realizan, el importante aporte a la comunidad, es puesto en tela de juicio por actitudes irreverentes como las de no censura en las imágenes inadecuadas y la falta de respeto a la audiencia con la difusión de pleitos personales en medios públicos.
Ojalá, que estas palabras sean recibidas bajo el mismo sentido en que son emitidas; crear consciencia y evitar que se repitan en casos futuros los problemas antes mencionados con nuestra comunicación local, que sobre todo nuestros comunicadores tengan presente, primero el respeto a las personas, segundo la ética profesional y en última instancia, contrario a lo que parece, la primicia informativa.