El nativo de Cabarete Oneli Pérez se reintegra a las prácticas del Licey
El líder de por vida en partidos salvados en la franquicia de los Tigres del Licey no tiene dudas de que el orgullo del “equipito” estará de vuelta.
Oneli Pérez, de regreso tras un viaje por el béisbol coreano que le dejó una grata experiencia, aprendidas algunas palabras en un nuevo idioma y exóticas “comidas” asimiladas, está listo para reasumir su rol de cerrador para el glorioso equipo azul.
“Tenemos un gran cuerpo técnico, mucha juventud, brazos buenos y junto a los veteranos que han llegado vamos a ayudar a los fanáticos a retomar su confianza en los Tigres”, apuntó al ser entrevistado por Alexander Gómez y Johanna Núñez, para ESPNdeportes dominicana.
Pérez fue uno de los puntos luminosos en la campaña en baja que tuvo el combinado en la estación pasada. Terminó con marca de 2-0, efectividad de 1.15 y ocho partidos salvados.
Sus 43 salvamentos le dan el séptimo lugar de por vida en la liga y el liderato en la franquicia de los Tigres. La temporada anterior dejó atrás el récord del Licey que estaba en manos de Víctor Cruz (41).
“Rafael Landestoy es un manager ganador que conoce la liga y cómo dirigir. Ya se han integrado jugadores como Anderson Hernández, Jordany Valdespín. Tenemos buenos técnicos y las expectativas están bien altas”, declaró Pérez al programa sabatino Ligas Menores en Acción, edición invernal,
En 2010-2011 participó en 16 partidos y lanzó 15.2 entradas en las que cedió 14 hits y tres carreras –dos limpias- con cinco bases por bolas y 12 ponches. La oposición le bateó para .255.
En el verano tuvo su primer experiencia en el “béisbol oriental” cuando estuvo con el equipo Hanhwa Eagles de la liga de Corea.
“La diferencia es la zona de strike. Hay que ser muy selectivo”, expresa. “Es una liga de ocho equipos, se viaja en autobús, uno para los bateadores y otro para los lanzadores. El estadio más lejano queda a tres horas y jugamos una semana en casa y otra fuera”, recuerda.
Dice que los fanáticos van a “gozar” al estadio sin meterse con los jugadores no importa si ganan o pierden. Estuvo con su esposa, quien le cocinaba la comida, pero en una ocasión fue invitado a saborear un “plato especial”.
“En un restaurante un compañero me invitó a probar un plato y estaba tan bueno que me comí dos servicios. Luego de dijeron que era perro. Pero a mi me supo a pollo. Ahora mi mama no quiere ni tocar el vaso en el que bebo”, confiesa el lanzador.
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