La vacuna contra la malaria da otro paso hacia su uso a gran escala
Si se tratara de una vacuna para la gripe o el sarampión, el fármaco ya se habría abandonado. Pero se trata de la primera inmunización contra la malaria, una enfermedad que hace dos décadas se consideraba no apta para este tipo de prevención, y, por eso, los resultados preliminares de una protección que ronda el 50% en niños se consideran suficientes para seguir adelante.
Así al menos lo han dicho esta tarde representantes de GSK, el laboratorio que la fabrica, de la Iniciativa para la Vacuna de la Malaria PATH y de la Fundación Bill y Melinda Gates, que la cofinancian, en una teleconferencia a la que invitaron a EL PAÍS.
No es un reto menor. La malaria se transmite mediante un insecto, y está causada por un patógeno muy especial, los plasmodios. La mitad de la población mundial está expuesta a esta enfermedad. Tradicionalmente se trata de personas de países del centro de África y Latinoamérica y sur de Asia, pero ya hay casos hasta en Grecia. Cada año enferman unos 250 millones, y muere casi un millón de personas, la mayoría, niños.
El trabajo se ha llevado a cabo en 11 países africanos, y los resultados entre 6.000 niños de 5 a 17 meses durante el primer año fue que los vacunados tenían un 58% menos de casos leves y un 47% menos de casos graves de malaria que los que recibieron un placebo. Son los primeros datos de la fase III del ensayo (la última antes de comercializar el fármaco). Estos resultados están en consonancia con los obtenidos en la fase II (a pequeña escala), en la que tuvo un papel crucial el centro de Manhiça (Mozambique), donde estaba el español Pedro Alonso. El trabajo se publica en New England Journal of Medicine.
Tsiri Agbenyega, uno de los investigadores que ha probado esta vacuna en Ghana, señaló que los efectos adversos ligados a la vacuna (enrojecimientos, convulsiones, dolor en la zona del pinchazo) son similares a los de otras inmunizaciones.
El ensayo tiene todavía varias etapas por cumplir. La primera, ver el efecto protector de la vacuna con el tiempo (se recogerán datos durante dos años más). También se está estudiando en otros grupos de edad (niños de 6 a 12 semanas de vida). Y se va a controlar qué pasa si a las dos dosis que se han inyectado a los voluntarios se añade una tercera de refuerzo.
En la teleconferencia, quien más preguntas tuvo que responder fue Andrew Witty, director ejecutivo del laboratorio. Este afirmó que el medicamento estará disponible “al menor precio posible”, y que se fijará un importe que solo cubrirá el coste de fabricación más un 5% para reinvertir en enfermedades olvidadas y tropicales. Para ello no descarta llegar a acuerdos con otras organizaciones, o incluso llevar la producción a países como India o algún africano.
fuente: www.elpais.com