Una bolsa para recuperar la sangre derramada
Existen varios beneficios al recuperar lo perdido. Sobre todo si se trata de sangre.
Mientras más grande sea una operación, mayor la cantidad de sangre que se pierde. En cirugías del corazón u otras intervenciones mayúsculas, la pérdida de sangre puede ser de tal magnitud que se necesitan grandes cantidades para reemplazar lo perdido.
Las transfusiones de sangre suelen ser la opción preferida, pero en una minoría de casos pueden generar reacciones adversas.
Y también hay un costo. Como dice el profesor Terry Gourlay: “La sangre no es barata”.
Gourlay es uno bioingeniero en la Universidad Strathclyde de Glasgow, Escocia, donde lidera un equipo que ha diseñado un artefacto para reciclar sangre durante una operación quirúrgica.
Recuperar la sangre de un paciente de cirugía y colocarla nuevamente en su cuerpo no es una idea nueva. Pero la auto-transfusión, como se la conoce, es un procedimiento de gran complejidad, que lleva mucho tiempo y cuesta mucho dinero.
La bolsa esponja
“La sangre no es en absoluto gratis”
Profesor Terry Gourlay
El nuevo proceso de Strathclyde, llamado Hemosep, funciona de una forma más sencilla y requiere menos trabajo.
Una pequeña máquina agita la sangre para que no se coagule, pero la pieza fundamental es una bolsa de plástico donde se coloca la sangre recuperada.
Esta bolsa funciona como una esponja química que absorbe todo el plasma no deseado.
El elemento clave es una membrana de policarbonato que deja pasar el plasma pero mantiene separados los componentes más importantes de la sangre, incluyendo importantes proteínas y factores de coagulación.
Estas células concentradas pueden luego regresar al paciente.
Según el profesor Gourlay, el beneficio es claro: “Es tu sangre”.
Mercado sanguíneo
El mercado de productos vinculados con la sangre es mundial y multimillonario.
Hemosep ha sido probado con éxito en Turquía, donde ha sido utilizado en más de 100 cirugías abiertas.
El sistema será ahora puesto a la venta en la Unión Europea, como parte de una sociedad entre la Universidad de Strathclyde y la compañía de instrumentos médicos Advancis.
También ha sido aprobada su venta en Canadá.
Gourlay indica que los productos vinculados a la sangre constituyen un mercado mundial multimillonario.
“La sangre no es en absoluto gratis, de hecho en Norteamérica los últimos estudios sugieren que una unidad de sangre cuesta más de US$1.600”.
El equipo de Strathclyde y sus socios tratarán ahora de competir en ese mercado.
Y sí Hemosep es un éxito, salvarán cubos de sangre. Literalmente hablando.