Software para ahorrar energía
Gary trabaja en ventas y es el peor infractor, otra vez. Gasta 2,3 kilovatios, nunca apaga la computadora cuando sale del trabajo y lleva consigo una cafetera personal.
Aún más sorpresivo es que Sue, quien se desempeña en marketing, no se encuentra tan lejos de su compañero: gasta 2,1 Kwh. Es conocida por dejar sus electrodomésticos cargando toda la noche.
¿Podría esto ser un chisme de la oficina en un futuro cercano?
Conversaciones como esta suceden en el equipo del profesor Nick Jennings, de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, donde está probando su software para el manejo inteligentes de la energía. Sus estudiantes se ofrecieron como conejillos de indias.
Sus puestos de trabajo están equipados con artefactos sedientos de energía, los que a su vez estos están conectados con una base de datos central que delata a los que despilfarran electricidad.
El equipo trabaja en un programa que ayudará a las personas a reducir el consumo de energía sin tener que pasar mucho tiempo descifrando cómo hacerlo.
Algunas firmas británicas de energía ya ofrecen software que les permite a los consumidores monitorear y controlar la calefacción central desde lejos.
La intención es tomar esto y llevarlo al siguiente nivel con un sistema que pueda analizar el uso de energía de cada aparato de la casa, sugiriendo maneras más eficientes de utilizarlos o simplemente remplazarlos por unos mejores y más baratos de usar.
Sin embargo, sus ambiciones solo pueden florecer si el gobierno del Reino Unido procede con sus planes de crear redes inteligentes que provean tanto electricidad como tecnología de comunicaciones de doble vía, de modo de permitirles a las empresas de servicios y al público vigilar y ajustar remotamente los millones de aparatos que utilizan energía.
Un equipo podría ser ajustado, por ejemplo, para minimizar el uso de electricidad durante horas de mayor consumo, lo que reduciría la presión sobre la red.
Partidarios como el profesor Jennings dicen que la red inteligente puede facilitar la administración racional de futuros recursos energéticos. Por el contrario, los críticos afirman que un sistema centralizado de este tipo no es viable y pone en riesgo las libertades civiles.
El propósito central del proyecto de Jennings es crear un software para los monitores de energía hogareños.
Según una ley británica de 2008, estos instrumentos deberían convertirse en un aparato de uso cotidiano en las viviendas del país.
Las compañías de energía ya han distribuido varios de estos dispositivos entre los clientes.
Los medidores inteligentes están remplazando a los llamados medidores “tontos”. Estos últimos aparatos son aquellos que llevan un registro del consumo de energía en nuestras casas, pero que requieren una inspección visual para poder calcular las cuentas.
Los dispositivos digitales, en cambio, enviarán directamente la información a las compañías de electricidad, en tiempo real. También le darán a la familia nuevos poderes para controlar la salida de energía.
Los monitores estarán conectados por vía inálambrica a estos medidores inteligentes y les darán a los usuarios información inmediata sobre cómo cambia el uso de energía cuando, se apaga una luz en el baño. También pueden decirles cuánto les está costando el consumo de electricidad y ofrecerles una comparación con cuentas anteriores.
El software que está desarrollando el equipo del profesor Jennings promete basarse en esto y darles un mejor control a los usuarios.
Permite colocar la temperatura de la casa a determinado nivel, dependiendo de cuánto dinero la persona o la familia esté dispuesta a gastar o qué huella de carbono quiera dejar.
Cualquier artefacto equipado con sensores puede retransmitir información. El software también graba el perfil de energía de la casa y lo compara con las condiciones climáticas para predecir el futuro uso de electricidad.
“Al interactuar contigo podría decirte, por ejemplo, si tu lavadora es bastante ineficiente y, en caso de que compraras una nueva, cuánto tiempo te llevaría recuperar tu dinero”
Nick Jennings, de la Universidad de Southampton
“El programa aprenderá de tu perfil energético a medida que pasa el tiempo”, explica el profesor Jennings.
Podrá hacer sugerencias sobre qué cambiar, ya sea una tostadora lenta o un refrigerador que no está trabajando correctamente. Se convertirá en lo que el experto llama un “avatar de energía”.
“Al interactuar contigo podría decirte, por ejemplo, si tu lavadora es bastante ineficiente y, en caso de que compraras una nueva, cuánto tiempo te llevaría recuperar tu dinero”.
También puede hacer “sugerencias inteligentes”, ayudando a ajustar los hábitos para ahorrar en las cuentas. Por ejemplo, tal vez ducharse más tarde pueda hacer una diferencia.
La intención del software es interactuar con sitios de comparación de precios para sugerir tarifas menos costosas.
“Las personas no están interesadas en gastar tiempo investigando su consumo de energía, incluso si es una cuenta grande. Por eso, tiene sentido dejar que las máquinas automaticen alguno de los procesos”, dice Jennings.
Pero no todos los expertos de la industria están de acuerdo en que hay un mercado o una necesidad para esa clase de tecnología.
Ross Anderson, profesor de computación de la Universidad de Cambridge, también en Reino Unido, afirma que una red inteligente sería una “vulnerabilidad estratégica” porque les permitiría a los terroristas apagar el sistema energético de un modo remoto, “el equivalente moderno de un ataque nuclear”.
Además, Anderson duda de que, fuera del laboratorio, el software de energía inteligente no consiga hacer cambiar el comportamiento de los consumidores.
En la práctica, a los británicos no les importa el asunto lo suficiente como para alterar sus rutinas, asegura.
Sin embargo, le impresionan más los experimentos del profesor Jennings con sus estudiantes en el entorno de trabajo.
Si de verdad se quiere reducir el consumo de energía, la presión social extrema es la manera de hacerlo, asegura Anderson.