Los otros finales del mundo a los que «sobrevivimos»
Los vaticinaron un Papa, un matemático, los romanos y multitud de sectas religiosas a lo largo de la historia. Todos, de momento, erraron en sus profecías
Los profetas del fin del mundo son tan antiguos como la propia existencia humana. Y casi eterno es también su constante error de cálculo (aquí estamos para corroborarlo). La profecía maya que anuncia el final de los días llega este viernes, pero no es la primera, ni probablemente será la última. En ABC.es te hacemos un repaso de los finales del mundo más llamativos que finalmente no se cumplieron:
Año 389 AC: las águilas de Rómulo
Un mito de la fundación de Roma decía que doce águilas revelaron a Rómulo cuánto duraría la ciudad en el tiempo. En un principio, la creencia popular pensaba que cada ave representaba 10 años, por lo que la destrucción total llegaría a los 120 años del nacimiento de la urbe.
Una vez pasada la fecha, la creencia retrasó el apocalipsis hasta el 389 antes de Cristo, debido a otra interpretación posterior en la que se asignaba otro número a cada águila. Pero Roma siguió adelante.
Año 1284: llega el Anticristo (Inocencio III)
El Papa Inocencio III estaba convencido de que Satán sobrevendría al mundo 666 años después del ascenso del Islam. El líder religioso escribió: «El final de la bestia se acerca, y su número, de acuerdo con la revelación de San Juan, llegará en 666 años, de los que ya han pasado 600».
Las declaraciones del Santo Padre hay que contextualizarlas en una época de cruzadas y en la que el islamismo era una amenaza constante para Occidente. Nada pasó en 1284, pero siete años más tarde, en 1291, el sultán Khalik conquistó Israel, arrebatando el lugar a los cristianos.
Año 1688: fin del mundo neperiano
Hasta los científicos más notables cayeron en la tentación de predecir el fin del mundo. Es el caso del matemático John Napier, experto calculador y creador de los logaritmos neperianos.
Pese a sus brillantes cuentas, lo que de verdad obsesionaba a Napier y ocupaba su tiempo era el fin del mundo y las enseñanzas del Apocalipsis. Basándose en su cronología, vaticinó que el apocalipsis llegaría en el año 1688 o en el 1700 en la que consideraba su obra más importante, Descubrimientos de todos los secretos del Apocalipsis de San Juan. Murió en 1617 sin conocer que sus predicciones no se iban a cumplir.
Año 1910: el cometa Halley
El bólido espacial, que visita los alrededores de la Tierra desde hace cientos de años, fue visto como una amenaza real en 1910, cuando otro científico -el astrónomo Camille Flammarion- aventuró que podría «impregnar con gas tóxico las atmósfera y acabar con la vida en la Tierra».
La psicosis fue tal que se vendieron máscaras de gas, pastillas «anti-cometa» y paraguas especiales para protegerse del fenómeno. Incluso un grupo religioso de Estados Unidos -Los Seguidores Sagrados- intentaron sacrificar una virgen para impedir el suceso. Por supuesto, la estela de gas que dejó fue inocua.
Años 1992: La Iglesia del Día que se Avecina
Lee Jang Rim fue el creador de una institución religiosa (La Iglesia del Día que se Avecina) en la que predicaba a quien quisiera escucharle que la existencia acabaría el 28 de octubre de 1992.
Desafortunadamente para Lee Jang Rim, que contaba con 46 años entonces, el mundo no se acabó y, al día siguiente, sus adeptos, muchos de los cuales habían abandonado sus trabajos y a sus familias, le pidieron cuentas: «Han reclamado a la secta el dinero entregado para sufragar gastos; ayudas que en su mayor parte proceden de la venta de propiedades o pertenencias personales», contaba ABC el 3 de noviembre de ese año.
El fundador de la iglesia fue encarcelado inmediatamente y condenado a dos años de cárcel por estafa, pese a que pidió perdón públicamente por el error en su predicción. Algunas fuentes calculan que amasó hasta cuatro millones de dólares gracias a las donaciones.
1 de enero del año 2000: Uganda
El fin de 1999 todavía se recuerda para mal en Uganda, donde otra «profeta» errática, Credonia Mwerinde, protagonizó uno de los sucesos más macabros atribuidos a los «findelmundistas».
La «sacerdotisa» fundó su propia secta, la «Restauración de los Diez Mandamientos de Dios» en 1994. La religiosa, que había ejercido antes la prostitución, se aprovechó del analfabetismo reinante en el país africano y de una mezcla de cultos poco ortodoxa para lograr el ascenso de este movimiento religioso extremadamente radical y que adoptaba prácticas ilegales y sumamente sádicas, como la de beber la sangre de bebés previamente sacrificados.
Aprovechando la llegada del año 2000, Credonia vaticinó el día del juicio final para el 1 de enero. Pero el desánimo cundió entre sus seguidores al ver que, pasada la fecha, la vida seguía su curso habitual. Sin embargo, muchos de ellos siguieron a su líder durante semanas.
El último acto de esta iglesia fue la reunión en la localidad de Kampala, donde supuestamente tendría lugar una aparición de la Virgen María. Centenares de fanáticos se juntaron en una iglesia para disfrutar de esta experiencia mariana, pero lo que en realidad ocurrió fue una matanza descomunal: los líderes de la secta cerraron puertas y ventanas y rociaron con gasolina y ácido a las más de 500 personas allí congregadas. Luego desaparecieron. Posteriormente se conocieron otras matanzas que elevaron la cifra de asesinados en la secta a más de un millar.
Años 2011: el penúltimo fin del mundo
«Un gran terremoto sacudirá la tierra. Las tumbas se abrirán y los restos de las personas que murieron como verdaderos creyentes resucitarán e irán al cielo. Los cuerpos de los que no se salvarán serán lanzados sobre estiércol y arena, y sus restos serán comidos por los gusanos y los animales».
Este lúgubre augurio vino de la mano de Harold Camping, un «profeta» cristiano que creía que el apocalipsis llegaría el 21 de octubre y que meses antes había anunciado también que el mundo acabaría el 21 de mayo. Tras pasar la fecha, el norteamericano dijo «no haber entendido bien» el mensaje de Dios y siguió predicando su particular visión de la religión como si nada.