Ellos también tienen várices
Si bien es una patología más relacionada con la estética y las mujeres, lo cierto es que se trata de un problema circulatorio que afecta al 45% de los hombres. La importancia de consultar a tiempo.
Recientemente, en el marco de la Ley de Reparación de los Daños de los Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, el Ministerio de Trabajo incluyó a las várices entre las afecciones que deben cubrir las ART, dando margen legal a un problema de salud laboral creciente y serio, que afecta a ambos sexos: es un error bastante difundido considerar que las várices, como problema que afecta a la salud de las piernas, son casi exclusivo patrimonio de la mujer.
“Las estadísticas nos hablan de una frecuencia de 55% para la mujer y 45% para el hombre, así que, como podemos apreciar, los sexos no están muy lejanos”, explicó el flebólogo e investigador doctor Miguel A. Gramajo Booth.
Para el especialista, “el motivo por el cual en los problemas varicosos importantes no hay mucha diferencia entre los sexos es que estos dependen más del factor genético o hereditario, y tanto hombres como mujeres comparten esa carga genética”.
Las actividades laborales que obligan a estar mucho tiempo de pie como la docencia, guardia o agente en las fuerzas de seguridad o atención en ventas, son factores muy importantes que pueden agravar a hombres o mujeres por igual. También el sedentarismo -común en quienes realizan trabajos de escritorio y oficina, choferes, operarios de maquinaria, etc- y la obesidad suben el riesgo.
“La mujer consulta y se trata mucho más frecuentemente que los hombres, dado que las várices tienen un efecto estético indeseable y es lógico que la mujer le de mayor importancia. Pero en este tema se debe considerar que las várices de cierta dimensión constituyen un problema funcional, casi siempre originado en fallas valvulares, y no sólo un problema estético”, destacó el especialista.
Según el miembro titular de la Sociedad Argentina y Panamericana de Fleboinfología, “como a los hombres la estética en general les importa menos, suelen consultar cuando el problema alcanzó un desarrollo importante y produce signos de alarma. En general se trata de sensaciones molestas en las piernas como cansancio, pesadez, calambres, picazón e hinchazón, síntomas de que la circulación de retorno de las piernas está funcionando con dificultad. En casos más avanzados, sobrevienen el dolor, un oscurecimiento en el tercio inferior de la pierna y úlceras”.
Hoy en día, cuando se destaca la importancia de la medicina preventiva y la atención precoz de los problemas de salud como claves de una mejor calidad de vida, se recomienda concurrir al flebólogo ante los primeros síntomas como los mencionados, ya que detrás de todo esto no hay sólo un problema estético.
En cuanto a los tratamientos para aquellos casos en los que ya las várices causan deterioro de la circulación y hay síntomas, hoy en día ya no es necesario llegar a cirugías de largos postoperatorios o a tratamientos esclerosantes que deben anular la función de la vena enferma. El método más novedoso de tratamiento de várices aún grandes y estado avanzado es la flebología restaurativa, que consiste en inyectar directamente en la luz de la vena una serie de sustancias que devuelven funcionalidad al vaso sanguíneo.
“Este tratamiento -explicó Gramajo Booth- es altamente eficaz y rápido además en los problemas venosos menores: pequeñas várices o varicosidades y las telangiectasias (arañitas) que son de predominio neto femenino en una proporción de 4/1 ya que dependen más del factor hormonal femenino, y es por eso que el aumento de hormonas ya sea por embarazo o toma de anticonceptivos suelen comenzar o agravar el cuadro”.