Entrando en la Semana Mayor
Toda la logística para garantizar un mínimo de orden y seguridad en las carreteras y lugares de asueto, ha sido montada ya por el Gobierno en ocasión de la Semana Santa, que comenzó ayer con las celebraciones del Domingo de Ramos.
Más de 30 mil voluntarios y agentes están desplegados en todo el país para dar asistencia a los millares de ciudadanos que acostumbran a desplazarse hacia diferentes lugares, en playas, montañas o ciudades, a pasar los dias feriados de la Semana Mayor.
Como habrá una movilización de tanta envergadura, el mayor empeño se pone en prevenir accidentes en las carreteras que, para estas fechas, se incrementan dejando un saldo de muchos muertos y heridos, con lo cual se empaña una etapa que debe aprovecharse más que nada para la reflexión, la oración y el ejercicio de la solidaridad fraternal entre ciudadanos, no solamente para las fiestas.
Pero por más que las autoridades hagan galas de su impresionante logística, la clave para garantizar la vida y la seguridad está en la conducta de los propios ciudadanos. Si no incurren en excesos, si no se precipitan en las carreteras corriendo a gran velocidad y sin miramientos a las reglas, si no arman cherchas y borracheras en lugares de diversión, entonces el asueto puede discurrir sin mayores sobresaltos.
Esta Semana Santa está consagrada en la religión católica como el lapso cumbre que marca las etapas de la pasión, crucifixión y resurrección de Jesucristo, el hijo de Dios, cumplidas para lavar el pecado de la humanidad y abrir las puertas a una nueva alianza entre Dios y los hijos de su creación.
Por tanto, lo que importa es actualizar esos supremos momentos haciendo un paréntesis en nuestras complicadas agendas cotidianas para pensar y valorizar el gesto de Jesús de sufrir en la cruz y entregar su vida por nosotros, y para recordarlo en este magno sacrificio con la solemnidad y el respeto que caben.