Pasó la prueba: El Soberano fue justicia en veredictos y calidad en su producción
Mención de satisfacción aparte merece la selección de Héctor Acosta, El Torito como receptor del Gran Soberano.
Con esta premiación se despeja el camino de los premios, eclipsado por un episodio inesperado que le hizo perder su nombre original y con el cual se habían realizado ya 27 entregas anteriores.
Los veredictos representan el mejor de los dones de esta entrega de la Premiación Artística Nacional y despejan toda duda sobre su sentido de justicia al premiar a las y los artistas, en el universo de las nominaciones, a los más premiables. Se ha sido justo sobre todo en la premiación de los talentos populares jóvenes, en los renglones populares, de comunicación y clásicos, dejando solo abierto el margen de rechazo de quienes apostaban a una de las opciones nominadas no premiadas, pero la vida es así. En el final del camino, es un tema de gustos y opciones, pero sin dudas que no se ha dado el caso de que subiera a recoger la renovada estatuida nadie que no la mereciera. Podría haber habido quien la mereciera tanto como quien la recibió, pero no más de ahí.