10 falsas creencias sobre lo que nos hace ganar o perder peso
Las nutricionistas españolas Ana Palencia y Raquel Bernacer, junto al periodista Antonio Ortí, han publicado el libro “Comer o no comer, falsedades y mitos de la alimentación” (Editorial Planeta), en el que exponen los resultados de meses de investigación sobre las creencias que actualmente existen en torno a la nutrición y los ejercicios.
“Este libro nace de un sueño, de una ilusión, de un reto nutricional, por decirlo de alguna manera, y es fruto de los muchos comentarios, discusiones, reflexiones y puntos de vista que a lo largo de la última década hemos escuchado en diferentes foros de salud y nutrición en los que hemos participado”, afirma Ana Palencia en la introducción del volumen.
El texto derriba 98 falsas “leyendas”, de las cuales 10 han sido extraídas y explicadas en el sitio lainformacion.com:
1. El pan engorda: “Muchas personas culpabilizan al pan de todos los excesos que cometen en su día a día, y dejan de comerlo cuando pretenden adelgazar”, aseguran los autores. Sin embargo, tal y como se recoge en el libro, cien gramos de pan aportan 230 calorías, cuando a lo largo del día una persona que lleva una vida sedentaria necesita entre 2.000 y 2.400. El alimento aporta además hidratos de carbono complejos o de absorción lenta, vitaminas del grupo B, fósforo, potasio y magnesio. De hecho, el mito de que los hidratos de carbono engordan y carecen de importancia nutritiva ha llevado a que su consumo diste mucho de las recomendaciones de la OMS, que aconseja consumir entre 275 y 375 gramos al día.
2. Comer más de tres huevos es malo: Muchas personas creen que comer más de tres huevos dispara los niveles de colesterol. Sin embargo, según los últimos estudios, “el huevo por sí solo carece de una capacidad relevante para aumentar los niveles de colesterol”, afirman en el manual. “Si se trata de prevenir un posible aumento del colesterol LDL o ‘malo’, es mucho más aconsejable no excederse en el consumo de alimentos de origen animal ricos en grasas saturadas como mantequilla y queso, que obsesionarse con los huevos”. Así, una persona que tenga exceso de colesterol en la sangre puede comer perfectamente tres o cuatro huevos a la semana. Una persona sana, siete.
3. Alimentos con calorías negativas: La hipótesis sería que hay alimentos que para ser digeridos queman más calorías de las que aportan. “Hoy ningún experto da crédito a las ‘calorías negativas'”, explican, sin embargo “algunas dietas milagro siguen haciendo negocio con este concepto”. “Un pomelo o cualquier otra fruta en ayunas nunca va a restar y muchos menos a quemar las grasas, entre otras cosas porque las grasas sólo se pierden combinando una alimentación saludable con ejercicio”, aseguran.
4. Hacer ejercicio no sirve para perder peso: “Es una de las barbaridades que circulan, cuando es justo lo contrario”, afirman los autores. Para que el ejercicio redunde en la pérdida de peso, la duración debe ser superior a 20 minutos (lo ideal es que sea una hora), por lo menos tres días a la semana. “Al final, el secreto para no ganar peso es equilibrar la energía que se ingresa con los alimentos, con la que se gasta practicando actividad física”, remachan.
5. Sudar adelgaza: bajo esta premisa se ha extendido la imagen de personas que salen a hacer ejercicio con varias sudaderas o incluso ‘rebozadas’ en plástico para sudar más y supuestamente eliminar más grasa. Sin embargo, en realidad lo que provoca dicha práctica es la pérdida de agua. “El agua resultante del sudor no contiene grasa, por lo que esta estrategia no sirve para quemar tejido adiposo. Al contrario: no beber agua mientras se practica deporte, deshidrata, aumenta el cansancio y limita el trabajo físico, con lo que la actividad física normalmente termina antes y, consiguientemente, se queman menos calorías”.
6. Hay que elegir alimentos según el grupo sanguíneo: esta teoría recoge que hay que optar por unos alimentos y rechazar otros en función de su grupo sanguíneo. Así, según Peter D’Adamo, precursor de ésta, el grupo A, por ejemplo, debía alimentarse principalmente de cereales mientras que el B obtendría mayor placer de los derivados de los lácteos. “Obviamente, se trata de una dieta absurda basada en un carísimo análisis de sangre que ha “vampirizado” a muchos clientes y que no funciona en absoluto”, afirman los autores de “Comer o no comer, falsedades y mitos de la alimentación”.
7. Los productos light no engordan: El hecho que haya productos light no quiere decir que éstos no engorden si no que lo hacen menos. “La leche condensada light tiene un 30 por ciento de calorías menos que la ‘normal’, pero aún así sigue siendo un producto muy energético, al igual que sucede con la mayor parte de los alimentos que da lugar a versiones light”, se recoge en el manual. También explican por qué hay personas que pese a consumen este tipo de alimentos aumenten su peso, la razón se haya en que éstos “no producen la misma sensación de saciedad que los que incorporan proteínas y grasas, lo que lleva a algunas personas a bajar la guardia pensando que no engordan”.
8. Hay personas que aunque coman mucho no engordan: “Se trata de una imagen distorsionada para justificar el exceso de peso, por más que se acostumbre a documentar la teoría con el ejemplo de algún familiar, amigo o conocido”, afirman los autores. “Aunque existe la tendencia de culpar a la genética (responsable de una minoría de los casos), es mucho más constructivo admitir que somos cómplices de este proceso (…) Para que se concrete esa tendencia genética que lleva a almacenar la energía en forma de grasa es necesario llevar un estilo de vida poco saludable, algo que obvian las personas que argumentan su exceso de peso como si se tratara de una ‘castigo divino’ para no tener que admitir su responsabilidad”.
9. Cuando más duerme una persona, más engorda: Aunque podría parecer que cuanto más duerme una persona menos calorías gasta, según los especialistas es necesario que los adultos duerman entre seis y ocho horas diarias y hasta diez los niños. Y es que, según los últimos estudios en esta materia, las personas que duermen menos de cinco horas producen mayores niveles de grelina (la hormona que aumenta las ganas de comer) y menos leptina (la hormona que suprime el hambre).
10. La “gimnasia pasiva” adelgaza: Los aparatos de electroestimulación o de ‘gimnasia pasiva’ se han convertido en los últimos reclamos para perder peso sin esfuerzo. La electroestimulación comenzó a usarse en pacientes necesitados de rehabilitación. “Efectivamente, esta terapia obtiene buenos resultados con músculos atrofiados que no se han ejercitado durante largo tiempo y para tratar problemas circulatorios”, afirman los expertos, “aunque es rotundamente falso que sea un buen método para adelgazar. (…) Para perder peso hay que mover todo el cuerpo”.