Conoce los secretos del tesoro de tu sexualidad
Freud creía que el clítoris no era más que un micro pene cuya satisfacción sólo lleva a un placer degradado. Pero se sorprendería al ver que las últimas investigaciones han descubierto que éste mide casi 10 centímetros y que lo que vemos es sólo la punta del iceberg.
Escuché una conversación que me dejó perpleja. La doctora habla con su paciente sobre su anatomía íntima y le pregunta, ‘¿por dónde orinas?’ y la señora responde: ‘por el clítoris’. Quedé con los ojos redondos ante el desconocimiento de nuestro cuerpo. Fue en ese mismo minuto en que pensé que debía escribir sobre este botoncito del placer que es mucho más que eso y que puede ser, incluso, la llave que nos lleve al orgasmo soñado.
Freud creía que el clítoris no era más que un micro pene cuya satisfacción sólo lleva a un placer degradado. Pero se sorprendería al ver que las últimas investigaciones han descubierto que éste mide casi 10 centímetros y que lo que vemos es sólo la punta del iceberg. Un iceberg que sólo tiene una función: entregarnos placer. ¿Podría ser mejor?
Nuestro clítoris se ubica en el punto donde se unen los dos extremos superiores de los labios mayores, encima de la uretra (por donde orinamos). Y está cubierta por una capucha que lo protege. Éste se divide en dos brazos que se extienden hacia dentro, rodeando el conducto vaginal, controlando las contracciones del sector y de las paredes de la vagina, versícula y uretra.
Al igual que el pene, el cuerpo del clítoris posee un tejido esponjoso y eréctil que se llena de sangre cuando se excita, haciendo que duplique su tamaño, lo que no implica que duplique su intensidad. Por lo mismo, es sumamente sensible y si se toca bruscamente puede provocar dolor. De allí que siempre deba ser estimulado con los cuidados que merece.
Asimismo, requiere de higiene adecuada por ser una zona de humedad y roce. Las glándulas de la capucha que lo protege secretan una sustancia sebácea que lubrica el clítoris, pero que si no se limpia diariamente, se transforma en esmegama, un fluido espeso y de mal olor.
Ahora bien, el clítoris, al ser un órgano que sólo entrega placer, posee más de 8 mil terminaciones nerviosas. Por lo tanto, las caricias son ultra estimulantes en esta zona y se realizan con paciencia, suavidad y ritmo, pueden provocar el orgasmo.
¿Importa el tamaño del clítoris en el goce? Para nada. No es directamente proporcional. ¿Quieres saber cuánto mide la parte visible? Según un estudio realizado por el Journal of Obstetrics and Gynecology en 1992, que tomó como nicho de estudio a 200 mujeres, las medidas estándares del clítoris femenino son las siguientes.
-La anchura promedio del glande clitoridiano es de 3,4 milímetros (con un rango que va desde los 2,4 a los 4,4).
-La longitud promedio de la parte visible del clítoris, es decir, de su glande, es de 5,1 milímetro (con un rango que va desde los 3,7 a los 6,5).
Pero cabe preguntarse qué hace que unas lo tengan más grandes que otras. El Dr. Robert Latou Dickinson en su libro Atlas of Human Sex Anatomy, establece que la determinación de ‘normal’ es arbitraria, pero que se sabe que aquellas mujeres que ya tuvieron hijos, tienen un poco más grande el clítoris (la parte visible), pero no especialmente significativo.
Ahora bien, años después, la Dra. Helen O’Connell en su artículo titulado The Truth About Women (La Verdad Sobre Las Mujeres), aseguró que las estructuras eréctiles del clítoris son efectivamente mucho más grandes en mujeres premenopáusicas, lo que hace prever que están determinadas en parte por los niveles hormonales. Por ende, es probable que una mujer de 20 tenga el clítoris más grande que una de 75. Aunque insisten que eso no afecta el disfrute producto de la estimulación de esta zona. Así que no temas envejecer.
¿Quieren saber cómo debe tocarse? Como la sensibilidad del clítoris varía de mujer en mujer (y hasta según el día), es recomendable partir con toques suaves e ir aumentando tranquilamente la presión en medida que se vea a la mujer aumentar en excitación. Tienes que estar atento a sus movimientos, a los sonidos que emite, a su respiración. Estos te hablarán de su disfrute y si vas por el camino correcto o no. También puedes tomar el cuerpo del clítoris con el pulgar y el índice para poder sentir el cuerpo de éste. Deslizar suavemente el tejido que lo cubre hacia atrás y hacia adelante, sintiendo su cuerpo. En este movimiento, el capuchón del clítoris también debe llevar ese movimiento, para que así estimule la cabeza del clítoris. Y mantén el contacto visual. Sus reacciones serán claves para saber si aumentar o disminuir la presión, el ritmo y hasta el movimiento.