¿Es malo para la vista leer con poca luz?
Una de las cosas que hemos hecho todos los adictos a la lectura es leer en penumbra durante la noche, de modo que no se dieran cuenta de que aún estábamos despiertos y al día siguiente había que madrugar para ir a clase. Supongo que ésa fue una de las razones para que se propagara con tanta facilidad el mito de que leer con poca luz estropea la vista.
Basta con hacer un poco de retrospectiva para descubrir que el mito no tiene sustento. El ojo humano evolucionó durante un periodo en el que no leíamos, sin estar obligado a moverse de izquierda a derecha sobre una superficie muy cercana durante horas. Eso puede fatigar la vista, pero lo hace con independencia de la luz (si hay menos luz, quizá se fatigue antes, pero de ninguna manera se perderá visión). Leer con poca luz hará que te canses antes de leer, pero nada más.
Imaginad que hasta hace muy poco la gente vivía en penumbra desde que se escondía el sol, iluminada tenuemente por velas, y eso no convirtió a toda la humanidad lectora en deficientes visuales. Ni tampoco ocurrió con los que trabajaban como costureras.
La Academia Americana de Oftalmología lo tiene claro: usar los ojos en penumbra no los daña, a pesar de que en muchos países se crea lo contrario: incluso un estudio llevado a cabo en 2006 en Pakistán reveló que el 56 % de los maestros de escuela regañaban a los niños por leer con poca luz.
Otra cosa es que los científicos todavía no se pongan de acuerdo acerca de si la vida moderna incrementa los casos de miopía, tal y como explica Ken Jennings en su libro Manual para padres quisquillosos:
Un estudio citado a menudo es el que se publicó en 1969 y que prestaba atención a los ojos de 1.200 inuits de Barrow, Alaska, la ciudad más septentrional de Estados Unidos. Allí la miopía era desconocida hasta que se introdujo la cultura moderna, durante la Segunda Guerra Mundial. Hacia 1960, la generación de edad más avanzada seguía teniendo una incidencia de miopía de cero por ciento, pero un asombroso 88 por ciento de las personas menores de veinte años eran cortas de vista.
Es decir, que la falta de luz no parece lo importante. Si acaso se tendrá que seguir evaluando si leer o ver la tele durante mucho tiempo tiene alguna relación con la miopía. Con todo, la opinión mayoritaria de los médicos es que no.
Aunque sea un argumento falaz, y sabiendo que la anécdota no es categoría, el joven Abraham Lincoln leía hasta tarde por las noches a la luz de una vela, y no necesitó lentes para leer hasta que cumplió los cincuenta. Y aquí, el que suscribe, lee una media de tres libros a la semana desde hace más de veinte años, y aún no necesita gafas para nada.
Dicho de otro modo: vivimos en una edad de oro sin precedentes por lo que se refiere a la correcta iluminación para leer, por lo que si los casos de miopía aumentan, tal vez la causa no sea nuestra distancia con respecto a la lámpara del salón.
Con todo, no hay nada como leer con el flexo encendido. Y si te quedas hasta tarde leyendo, entonces el flexo te puede servir como coartada para no ir a clase: muchos de nosotros (yo el primero) hemos llegado a poner el termómetro pegado al flexo del escritorio para fingir fiebre y evitar ir a clase (una idea que, al menos yo, saqué del protagonista de la película ET o de Todo en un día, no logro recordarlo).