La muerte de la pareja nos “rompe el corazón”, literalmente
La muerte de nuestra pareja, literalmente «nos rompe el corazón». Así de cierto. Lo acaba comprobar una investigación que se ha publicado en «JAMA Internal Medicine» cuyas conclusiones señalan que «la muerte de la pareja se asocia con una de eventos cardiovasculares graves en las semanas y meses inmediatoss después de la pérdida». En conccreto los investigadores han visto que aumenta el riesgo de ataque cardiaco o de cerebrovascular o ictus a las pocas semanas tras la pérdida de un ser querido.
«Nuestro estudio muestra que la probabilidad de ataque cardiaco o ictus es el doble durante los 30 días siguientes a la muerte de la pareja para los que sufren la pérdida de un ser querido», señala Sunil Shah, de la Universidad de St. George de Londres, en Reino Unido.
Impacto negativo
Se sabe que la pérdida de un ser querido es un factor de riesgo de muerte. Trabajos anteriores han sugerido que la aflicción tiene un impacto negativo directo en el riesgo de coagulación sanguínea, en la presión sanguínea, en los niveles de la hormona del estrés y en el control de la cardiaca.
Pero, en vista de la carencia de información suficiente acerca del impacto específico de la pérdida de un ser querido sobre las enfermedades cardiacas, Shah y sus colaboradores examinaron miles de expedientes médicos sobre problemas cardiacos incluidos en una gran base de datos de la atención primaria británica.
Los autores compararon la tasa de infarto de miocardio o de ictus en 30.447 pacientes mayores edad (60-89 años) cuya pareja había fallecido con la de 83.588 individuos cuyas parejas estaban vivos durante el mismo período.
Los datos revelearon que 50 pacientes (0,16 por ciento) sufieron un infarto de miocardio o accidente cerebrovascular dentro de los 30 días de la muerte de su pareja en comparación con 67 (0,08 por ciento) en el grupo control. El riesgo de infarto de miocardio o de ictus en los hombres y mujeres en duelo disminuye después de estos 30 días.
Aunque es el doble, 0,16% frente a 0,8%, los investigadores reconocen que las cifras eran relativamente bajas: 50 ataques cardiacos o ictus en el grupo de la pérdida de un ser querido, frente al 67 en el grupo que no sufrió dicha pérdida. Aun así, creen que es importante que los médicos, los amigos y los familiares sean conscientes de este aumento del riesgo, para que puedan asegurarse una atención y un respaldo lo mejor posible en ese momento de mayor vulnerabilidad.
Fuente: ABC