El Estigma Social de los Tatuajes
Los tatuajes son una forma de decoración de la piel que tiene sus orígenes en civilizaciones tan antiguas como la Egipcia, algunas orientales, en los Maoríes de Nueva Zelanda y ciertas tribus de Sur América.
Los tatuajes se utilizaron como símbolo de la procedencia social o el rango militar o jerárquico. Sin embargo, actualmente su significado difiere de lo antes conocido. Hoy día, los tatuajes son apreciados con criterios encontrados, están quienes los consideran desagradables y para quienes son una muestra de personalidad o rebelión.
Los tatuajes son hechos generalmente con agujas esterilizadas, que insertan tinta bajo la epidermis para crear trabajados diseños que responden a las exigencias de cada individuo. Pueden representar motivos tan inocentes como una flor, mariposas, nombres de seres queridos o bien otros de significados más complejos como iconografía religiosa, o retratos.
Tradicionalmente se ha dicho que los tatuajes son permanentes, no obstante en los últimos años, conforme se ha incrementado la demanda de tatuajes, también han aumentado los intentos por hallar métodos para removerlos eficientemente como el láser.
Es más común ver tatuajes en personas jóvenes, en artistas y ciertas culturas, como por ejemplo las islámicas, cuyas mujeres se tatúan con frecuencia con la pintura de las plantas henna, que también utilizan para teñir las uñas y el pelo. Pero los tatuajes siempre generan contradicciones, para algunas religiones son aceptados y en ocasiones exigidos para simbología; en otros casos son rechazados como abominables, especialmente para la gran mayoría de las sectas cristianas.
Quienes optan por tatuar su piel, ya sea de forma temporal o permanente, deben tomar una decisión muy seria pues se trata de un proceso ligeramente doloroso y que marcará la piel por mucho tiempo incluso después de que sea removido. Tatuarse la piel es también sinónimo de una estima saludable porque la persona que lo haga sabe que deberá enfrentar críticas por parte de sus allegados.
La piel tatuada provoca en quienes la ven admiración o repugnancia. ¿Por qué marcarse el cuerpo como si se tratara de un producto? Además se ha dicho que las personas tatuadas no pueden ser donantes de sangre, mito que desmiente la Cruz Roja, pues asegura que sí es posible, siempre que hayan pasado al menos cuatro meses desde que se tatuó la piel.
Ahora bien, la estigma social que produce un tatuaje también está vinculada a la naturaleza de la sociedad misma. En los países conservadores, los prospectos a trabajar en empresas son evaluados tanto en su perfil profesional y académico como en el físico, y pueden ser rechazados por marcas particulares como piercings, estilos no convencionales de cabello o tatuajes visibles. En los países más liberales como Estados Unidos o Inglaterra, estas características son respetadas con la misma tenacidad con que se respeta la preferencia sexual, por ello es frecuente ver abogados con aspecto rasta y médicos tatuados, cosa que lógicamente no suele verse en nuestro país.
Un tatuaje es una decisión personal e íntima. Si bien es cierto que generalmente son tildados de callejeros, corrientes y nada formales, esto puede cambiar con el tiempo, pues son cada vez más comunes y exhibidos por personalidades del espectáculo, periodistas y líderes políticos y juveniles. Aunque las opiniones encontradas persisten en torno al tema, las circunstancias podrían conllevar a que sean cuando menos respetados