Costumbres del 31 ¿Cómo esperas el Año Nuevo?
Después de las fiestas de Navidad, hay que concluir el año con alegría y con una actitud positiva para recibir el año entrante. Al menos ese es el sentimiento general, sin embargo existen las más variadas costumbres y tradiciones que conoceremos a continuación.
Es común que la noche del 31 de diciembre las familias y amigos se reúnan para la última cena del año y una celebración cuyo momento más emocionante es cuando el reloj marca los últimos segundos antes de que a las 12:00 en punto se inicie oficialmente un nuevo año que para la gran mayoría de las personas representa un momento ideal para reencauzar sus vidas.
La cena del 31 suele ser más sencilla que la de navidad, a veces es un asopao o un sancocho pero casi siempre se sirve cerdo asado con moro de guandules, ensaladas de papa o con plátanos hervidos y casabe. Se acompaña de manzanas, uvas, pasas racimales y golosinas. Y nunca faltan las copas de vino o cualquier otra bebida alcohólica.
La gente se suele vestir con ropas nuevas, o escoger alguna que otra prenda amarilla, porque para muchos ese color es sinónimo de buena suerte y atracción positiva, co
mo también lo es, supuestamente, el usar la ropa interior al revés. Para muchos es tradición comer 12 uvas en los últimos 12 segundos del año acompañados de las campanadas o besar a sus parejas en el momento mismo del esperado “cañonazo”.
Pero no es nada raro, oír desde las 10 o las 11 los fuegos artificiales de los demasiado alegres que no se esperan a las 12 para disfrutar del espectáculo de luces en el cielo y los disparos tan frecuentes a veces no dejan oír las felicitaciones que se reparten entre abrazos y besos cuando la última campanada resuena para dar comienzo a un nuevo año. Las iglesias se abarrotan en un contraste curioso con las familias que permanecen en sus casas.
La música suena en casi todos los hogares, aunque en algunos se oye el llanto de quienes extrañan sus seres queridos, sobre todo si algún pariente ha muerto recientemente. Cerrar el año sin esa persona es un trago amargo para cualquiera que atraviese por esa situación, aunque derramar lágrimas puede ser un calmante para sanar la herida.
El 31 de diciembre, las líneas telefónicas se congestionan con las llamadas de los familiares en Europa que llaman alborotados para desear feliz año nuevo a las diez de la noche y los de Nueva York que llaman a las once porque a las doce no se puede hablar por las líneas saturadas. Mientras tanto a los celulares inteligentes se les rebosa la memoria de fotografías de rostros alegres.
Esperar el año nuevo es una fiesta de expectativas y de algarabía pero que despierta el lado reflexivo y en ocasiones melancólico de la gran mayoría de las personas. Es un buen momento para trazarse metas para el próximo año pero sobre todo para dar gracias a Dios por la bendición de ser testigos de un nuevo ciclo de vida.
Todos celebran de maneras distintas y a la vez parecidas, porque a nadie se le olvida gritarle a todo el que se encuentre de frente ¡Feliz Año Nuevo!