Atentado de París: Libertad de Expresión e Islamofobia
El pasado miércoles 7 de enero de 2014, París fue estremecido por la noticia del atentado terrorista contra las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo. Doce personas muertas, heridos y una atmósfera de terror, resentimiento e “islamofobia” fue el saldo de la tragedia.
De acuerdo con las investigaciones policiales y los testigos oculares, el ataque fue infringido por terroristas musulmanes que alegadamente pretendían castigar a los caricaturistas de la controversial revista por la publicación de una sátira del profeta islámico Mahoma. En el pasado Stephane Charbonnier, editor de Charlie Hebdo había sido amenazado de muerte por presuntos grupos islámicos que también incendiaron la sede del medio en 2011. En una entrevista para BBC, Charbonnier quien se hallaba bajo protección policíaca, dijo que los musulmanes eran “unos extremistas idiotas”.
Parece que el atentado del miércoles, fue una secuela de un resentimiento originado tiempo atrás. Sin embargo el medio había hecho públicas en ocasiones anteriores, caricaturas cuestionables sobre Jesús y el Papa, sin que las comunidades cristianas afectadas reaccionaran de manera semejante.
Según analistas, la tragedia del 7 de enero, pudo haberse evitado, primero las autoridades francesas, pudieron haber implantado una vigilancia más severa contra las amenazas de los grupos islámicos y segundo, Charlie Hebdo pudo haberse ahorrado las caricaturas ofensivas contra el islam. Pero, ¿sería esto arrodillar la prensa y sacrificar la libertad de expresión contra la voluntad de un grupo extremista?
La libertad de prensa y expresión es un derecho fundamental sagrado, concebido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos tras la Revolución Francesa, consecuentemente este ha sido uno de los países en los que este derecho alcanza más prominencia. Charbonnier dijo a AP en una ocasión “No culpo a los musulmanes por no reírse de nuestros dibujos. Vivo bajo la ley francesa. No vivo bajo la ley coránica”. Parece una expresión rebelde y desafiante, pero es una verdad incuestionable.
La constitución francesa de 1958 establece que Francia “garantiza la igualdad ante la ley de todos los ciudadanos, sin distinción de origen, raza o religión. Respeta todas las creencias”. Dicho esto, si los musulmanes hubieran sido los editores de Charlie Hebdo y se hubieran expresado contra cualquier grupo religioso habrían tenido el derecho, porque ante todo Francia es un estado laico.
Pero es evidente que las cosas pasaron de otro modo y los hechos desencadenados por el ataque terrorista de principios de año, como los muchos otros que tienen lugar frecuentemente a manos de grupos extremistas, han generado un sentimiento de rechazo hacia el islam que se conoce como islamofobia. No se trata de satanizar a los musulmanes ni sus preceptos religiosos, pero en Francia como en cualquier otro lugar del mundo, debieran respetarse las libertades ciudadanas como culto y expresión sin temor a represalias. Si bien es cierto que libertad de expresión tampoco significa la deliberada difusión de conceptos ofensivos y comprometedores, también este derecho conoce límites o mejor dicho, deberes y debe por consiguiente sustentarse en el respeto.
No obstante no hay justificación válida para lo ocurrido, pero las discusiones post atentado, sirven más de análisis que de solución, pues 13 personas con edades comprendidas entre los 47 y los 80 años, con brillantes carreras en la prensa y caricatura francesas, perdieron sus vidas, en un acto que ha tocado la fibra sensible de los grupos pro lucha en todo el mundo. Estados Unidos por ejemplo ha sido la sede de marchas multitudinarias en solidaridad con las familias de las víctimas y en reclamo de un derecho tan fundamental como la libertad de expresión.
Je suis Charlie, Yo soy Charlie, es la consigna de las manifestaciones de respaldo a Francia, la misma se ha hecho tendencia como hashtag en las redes sociales y junto al himno francés “La Marsellesa” se ha vuelto el código de protesta en una causa que ha cobrado tantas vidas a lo largo de la historia y que es demasiado penoso admitir que en pleno siglo XXI la tolerancia religiosa y la libertad de expresión aun sean temas de discusión.
#JeSuisCharlie