¿Por qué febrero tan sólo tiene 28 días?
Febrero está llegando a su fin. Sabemos que el segundo mes del año tan sólo tiene 28 días, 29 cuando es bisiesto. Pero, ¿por qué no tiene 30 o 31 días como todos los demás?
Dicen que fue “culpa” de Octavio Augusto. Según cuentan los historiadores, en el año 23 a.C., decidió que el mes de Sextil del calendario juliano, se llamase Augustus (agosto). Lo que se rumorea que sucedió porque su antecesor, Julio César, puso su nombre al mes de Quintil, que pasó a llamarse Július (julio).
Y para no ser menos, las malas lenguas hablan de que Augustus, viendo que el mes de Julio César tenía un día mas que el suyo, le añadió un día a agosto el cual sustrajo a febrero.
Pero hasta aquí son sólo rumores. Esta versión no se puede confirmar ya que no hay nada escrito sobre ello. Entonces, ¿por qué febrero es el mes más corto del año?
Nuestro calendario gregoriano tiene una larga historia. Los nombres de los meses vienen del antiguo calendario romano. Según la leyenda, el primer calendario romano fue inventado por Rómulo, el fundador de Roma. Este calendario constaba de diez meses: Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November y December. El año, por lo tanto empezaba el 1 de marzo.
Todos estos meses, que tenían entre 30 y 31 días, sumaban 304 y los 61 días que faltan del año, los correspondientes al invierno, no estaban asignados a ningún mes. Esto tenía su explicación, Roma era una civilización fundamentalmente agrícola, y el propósito del calendario era organizar los trabajos del campo y en invierno, en el campo, había poco que hacer.
Hacia el 713 a.C., el rey Numa Pompilio reorganizó el calendario añadiendo primero Ianuarius y después Februarius. Aún así, este calendario no se correspondía con el solar que tenía 365 días, por lo que de vez en cuando había que añadir días adicionales para sincronizarlo con las estaciones.
Ante el desfase que se fue acumulando en estos años, fue en el 45 a.C. cuando Julio César aconsejado por Sosígenes de Alejandría ajustó el calendario a 365 días repartiendo los 11 días que sobraban entre los meses, que pasaron de tener 29 y 30 días, a los 30 y 31. Febrero al ser el último que se incluyó se quedó fuera del reparto. Para reajustar el calendario con las estaciones, el 46 a.C. tuvo que durar 445 días.
En honor de la reforma, el mes Quintilis que ahora se quedaba el séptimo, paso a denominarse mes Iulius (julio) ya que era el mes del cumpleaños de Julio César. Fue Julio Cesar el que acabó con toda esta confusión.
Aún así quedaba un fallo. Los años bisiestos se sucedían cada tres años en vez de cada cuatro, con lo que el calendario quedó de nuevo descompensado. Augusto arregló el desaguisado 36 años más tarde, estableciendo la frecuencia correcta de los años bisiestos, cada 4 años, y eliminando algunos días del año 9 a.C. para resincronizar el calendario. Por esta nueva reforma, se cambió el nombre del mes Sextilis por el de Augustus (agosto). Aunque esto arreglo el calendario, las malas lenguas dicen que Augusto lo hizo porque tenía envidia de Julio César.
Aún así el calendario gregoriano no ha conseguido regularse completamente ya que acumula un día de desfase cada 3.300 años.