¿Qué se esconde detrás de las selfies?
Si entras a o Twitter, notarás que gran parte de las fotografías publicadas corresponden a las llamadas selfies —autofotos o selfis en español—, que simplemente son que se caracterizan por ser capturadas por la propia persona que las protagoniza. ¿Qué hace a las selfis tan populares y adictivas? Los científicos estudiaron qué hay detrás de las autofotos y cómo nos dicen mucho más de lo que la persona que las toma en realidad supone.
Según los científicos, ¿por qué las personas se toman selfies?
Las autofotos o autorretratos no son nada nuevo, de hecho, son algo realmente antiguo. Numerosos artistas los pintaron a lo largo de la historia, y esta clase de fotografías comenzaron a tomarse poco tiempo después de la invención de la . Sin embargo, hoy las selfis son un fenómeno social y lo que muy pocos saben es que en realidad esconden algo mucho más profundo que el simple hecho de tomarse una fotografía a sí mismo.
Una dice más que mil palabras y esto es totalmente cierto. En las selfies hay un claro protagonista y ese no es el paisaje, no es una situación especial, no es una provocación artística y tampoco una denuncia de algún tipo. El protagonista en estas fotos es la persona que la toma, siempre dispuesta en un primer plano. Como si fuera poco, nadie se toma una sola selfie, sino que varias para luego dedicar el tiempo «necesario» hasta dar con la mejor.
En quienes publican selfies claramente se evidencia una determinada propensión a subir más de una al día a las redes sociales y lógicamente, no es por amor al arte. Según los expertos, todo se trata se trata de diferentes grados de casos bastante obvios de lo que en psicología suele llamarse narcisismo subclínico, egocentrismo y cierto grado de trastornos o irregularidades emocionales, y además, los psicólogos creen se trata de una forma de buscar la validación de los otros, comúnmente enmarcada dentro de los «Me gusta».
Asimismo, los expertos aseguran que existe una enorme diferencia entre tomarse una selfie para mostrarse en un lugar importante y donde no hay otra persona que opere la cámara del teléfono que, hacerlo en sitios no relevantes, con el solo objeto de exponer el rostro (una selfi en el baño).
La moda de las selfies no solo tiene un componente social y hasta adictivo, sino que también puede traer consecuencias muy complejas, pues suelen implicar conductas muy impulsivas, tanto es así que, como muchos sabemos, existen numerosos casos de personas que hasta han perdido la vida tomándose esta clase de fotos, por más descabellado que esto pueda sonar.
Cuidado con la selfie
Una selfie bien planeada puede ser un excelente elemento de mercadotecnia, tal como la que publicó Ellen DeGeners, anfitriona de los Oscar el año pasado, pero si no se piensa bien, puede perjudicar seriamente a quienes figuran en la misma. Esto resulta de gran importancia para personas que llegan a las masas, como presidentes, líderes de opinión, celebridades y hasta participantes de concursos de belleza, quienes han tenido varios problemas por sus impulsivas selfis.
Basta recordar la patética selfie de Barack Obama en el funeral de Mandela o la de Miss Líbano que, en un concurso de belleza se retrató en una selfie junto a Miss Israel, lo que le valió la condena de sus compatriotas. Asimismo, en una selfie no se consideran los aspectos estéticos o retoques que se suelen realizar antes de publicar una fotografía, ya que es tan difícil lograr que todos aparezcan, que el solo conseguir ese resultado es considerado una victoria a compartir.
Adicción a las selfis, un nuevo trastorno psiquiátrico
En 2014, médicos en el Reino Unido determinaron el surgimiento de un nuevo trastorno psiquiátrico bajo el nombre de adicción a las selfis. El ejemplo más claro fue un joven que llegó a publicar más de 200 autofotos al día, abandonando actividades cotidianas en espera de los «Me gusta» que tanto anhelaba, tal como los efectos de una droga.
Este joven, de apenas 19 años de edad, gastaba aproximadamente 10 horas de su día en su adicción a las selfis y actualmente está en tratamiento no solo para dejar su móvil y vivir normalmente, sino que también por otro trastorno que suele estar presente entre quienes se toman selfies de forma repetitiva. Se trata del llamado trastorno dismórfico corporal (TDC), una condición en que las personas, por más de verse bien, se ven diferentes frente a un espejo o se obsesionan con alguna parte de su cuerpo.
Además del TDC, los adictos a las selfis sufren de baja autoestima o bien son profundos narcisistas. Una foto publicada que no ganó likes, los puede llevar a diversos grados de depresión. Lo bueno es que existe tratamiento y los médicos ya tienen guías para actuar ante un paciente con adicción a las selfis.
Ahora bien, ¿y tú? ¿Te tomas selfis? ¿Cuántas?
Fuente: Ojo Curioso