Cómo hacer y almacenar tus remedios naturales fácilmente
Antiguamente las personas no tenían a disposición tantos medicamentos como en la actualidad. ¡Qué bueno sería poder volver el tiempo atrás! No solo porque la vida era más simple, sino también, más natural. Si deseas experimentar cómo era aprovechar las hierbas de tu jardín para hacer remedios caseros, sigue leyendo este artículo.
No hace falta que te vayas a vivir al campo o a la montaña (aunque sí sería una excelente idea) para disfrutar de recetas caseras y muy eficaces. Puedes viajar en el tiempo y tener una cocina repleta de hierbas medicinales, conservas caseras y comida preparada con tus propias manos. ¿Crees que es una imposible? ¡Simplemente tienes que proponértelo!
Cómo hacer y almacenar tus remedios naturales
Hierbas colgando de vigas, frascos repletos de especias, pan recién horneado en la encimera… todo esto es bien de la época medieval. ¿Pero por qué no podría formar parte de nuestro presente? ¿No tienes tiempo ni espacio para ponerte a preparar todo en casa? Puedes comenzar con poco, o utilizar algunas horas de tu fin de semana, por ejemplo.
Primero que nada, es bueno que sepas qué hierbas usar o comprar que te puedan ayudar para más de una dolencia o aplicación. Las que no pueden faltar en una buena cocina son:
- La manzanilla.
- La equinácea.
- La menta.
- Los pétalos de rosa.
- La rosa mosqueta.
- Las bayas de saúco.
- La ortiga.
- La cúrcuma.
- La raíz de malvavisco.
Despeja un estante de tu alacena para poder colocar allí todos tus “brebajes” y remedios naturales. No es necesario que sea demasiado grande. Pero, como consejo, puedes empezar a deshacerte de todos aquellos alimentos que son malos para tu salud (por ejemplo, las patatas fritas, los dulces, la harina blanca, el azúcar refinado, etc.).
Puedes ir a la dietética (o casa naturista) o a un vivero para conseguir las plantas indicadas anteriormente. En el primer caso, pueden estar ya secas y en el segundo, tendrás que hacer un poco más de trabajo tú, pero será más que reconfortante y motivo de orgullo. ¡Estarás preparando tus propios remedios naturales con plantas! ¿No es emocionante?
El siguiente paso es recopilar recetas. Si tienes la dicha de que tu abuela viva, no dudes en preguntarle a ella. También puede ser una tía o una vecina. O, sin dudas, internet. Lleva una especie de diario con diversas recetas (puedes encontrar muchas en este portal).
Secar y guardar las hierbas: qué saber
Todo lo que acabas de leer parece demasiado bueno para ser real. Sin embargo, cada vez son más las familias que adoptan un modo de vida más saludable usando recetas caseras y medicinas naturales, al aprovechar las propiedades de las hierbas. Si, en lugar de ir a la dietética, has decidido buscar la opción del vivero, entonces, tendrás que aprender cómo secar y guardar las hierbas que después utilizarás en tus recetas.
Es verdad que puedes tener las plantas frescas en el alféizar de tu ventana e ir usando las hojas o flores de acuerdo las vayas necesitando, pero ten en cuenta que no siempre tienes espacio disponible, o bien, la naturaleza sigue un ciclo y no siempre tendrás a disposición la parte de la planta que precises.
Por ello, la mejor alternativa es secar las hojas y luego guardarlas en un lugar oscuro. Así, las tendrás a mano y listas para aprovechar cuando lo desees, sin importar la época del año.
Existen diferentes maneras de secar hierbas. La más tradicional (y que se usa desde tiempos remotos) es amarrar con un hilo un grupo de hasta 6 tallos, para que quede como un racimo y colgarlas “de cabeza” (es decir, con las flores mirando al piso) en un sitio seco, a la sombra y cálido.
Esta técnica es perfecta para plantas como el laurel, el tomillo, el romero y el orégano. Recuerda que tienes que quitar la raíz y lavar bien antes de empezar el proceso. Puede llevar varias semanas hasta que se seque y pueda usarse.
Existe un método más rápido para secar las hierbas, si es que no quieres esperar algunos días o no tienes dónde colocar “pies para arriba” los ramilletes. Acomoda cada una de las planta en una bandeja de horno y colócalas a temperatura mínima durante algunos minutos. Ten en cuenta que no debes dejarlas demasiado tiempo porque, si lo haces, las quemarás y quitarás todos sus nutrientes y propiedades.
Por otra parte, esta técnica para secar plantas puede no ser la más efectiva debido a que el horno calentará más un área que otra, por ejemplo. Pero sí te puede servir para adelantar el proceso. Algunas personas hacen algo similar al sol. Dejan las plantas en un sitio donde tenga rayos solares directos todo el día (o durante varias horas). En ese caso, también debes cuidar de que no se quemen o marchiten.
Como cuarta alternativa para secar las hierbas podemos comprar o hacer un deshidratador de comida. Este electrodoméstico (algo costoso) se usa en la denominada “cocina viva” o cruda y sirve para secar los alimentos o plantas sin que se cocinen ni pierdan sus propiedades.
La ventaja es que todas las hierbas que dispongas allí mantendrán sus aceites esenciales. Este método se aconseja para el secado de la menta y la albahaca.
Cuando ya hayas secado las hierbas, con cualquiera de los métodos, debes pulverizar las hojas o flores en un mortero. Luego, las guardas en un frasco de vidrio con tapa hermética y las almacenas en un sitio donde no tengan incidencia del sol, sea seco y cálido. También puedes colocarlas en bolsas de plástico herméticas (como esas que se compran para llevar la comida al trabajo) o en frascos de color oscuro. Si quieres que se mantengan por más tiempo, coloca un poco de algodón en las paredes del frasco antes de echar las hierbas secas.