3 situaciones que disparan el estrés en el trabajo
Sin embargo, parece que pese a tanta información a la que accedemos a través de revistas,, y otros tantos medios de comunicación -no siempre confiables- nos resulta muy difícil aprender y asimilar ciertos conceptos que pueden ser la llave hacia una más saludable.
Como bien se sabe, el estrés de por sí no es malo; lo peligroso es cuando este perdura en el tiempo y exige al organismo una respuesta para la cual no está preparado.
“Cuando el estrés se sale de control, podemos comenzar a sufrir insomnio, cefaleas, somnolencia durante el día (aún haciendo las mismas actividades de siempre) y dolores articulares, entre otros”, puntualizó la doctora Mariela Vicari (MP 34.001 – CE: 16.724), integrante del de Mental de Clínica Diquecito, para quien, al margen de estos síntomas que pueden ser controlados, “el estrés puede derivar en situaciones más graves tales como: ataque cardíaco, ACV, cáncer e infecciones”.
Pero, ¿por qué el trabajo puede ser un importante generador de estrés? “En este sentido debemos decir, antes que nada, que el trabajo de por sí no es malo, por supuesto; pero el problema es que muchas personas le dan a este una importancia exacerbada, olvidándose de sus vidas privadas y de su salud. Entonces, entran en una vorágine cotidiana de la cual no pueden salir fácilmente”, aclaró la especialista.
Los factores desencadenantes del estrés laboral
Existen tres factores principales -entre otros tantos-, de acuerdo a la situación de cada persona, que habitualmente desencadenan el estrés laboral.
1. Contexto laboral.
“Las condiciones de trabajo no son las mismas para una persona que para otra; y con esto nos referimos al entorno laboral en el que nos desenvolvemos, y a factores que están fuera de nuestro control pero que tienen una incidencia directa en nuestra forma de trabajar y de encarar el trabajo. Algunos contextos que pueden generar estrés en este sentido son, por ejemplo, lugares de trabajo con mal manejo de los recursos humanos, trabajos de alta presión, alta exposición al cliente, atención de quejas, etc”.
2. Manera de afrontar el trabajo.
“A diferencia del punto anterior, esto ya no tiene que ver con el entorno laboral, sino con la manera en la que cada uno asume su trabajo. Las personas obsesivas tienen una tendencia a estresarse mucho más que aquellas que encaran sus labores de manera más descontracturada. El obsesivo entiende que debe hacer su trabajo en un tiempo menor al que corresponde, y al terminar se pone a hacer el trabajo de otro, o a adelantar tareas, en lugar de tomarse tiempo para él, un recreo o una pausa para almorzar.
Este tipo de personas necesitan tener el control de todas las situaciones, y piensan que nadie va a hacer el trabajo mejor que ellos. Entonces, como genera mucha ansiedad psíquica el hecho de delegar, prefiere sobrecargarse de horas de trabajo, estresándose durante largos períodos de tiempo y perjudicando su organismo. Las personalidades menos obsesivas, en cambio, hacen su trabajo en tiempo y forma, y guardan espacios necesarios para sí mismas”.
3. Desorganización.
“La desorganización en el trabajo puede ser un importante disparador de estrés. El no saber optimizar el tiempo durante la jornada laboral y, en consecuencia, llevarse trabajo a casa, genera una presión psicológica muy pesada para la persona, con implicancias negativas no sólo para sí misma sino también para su entorno familiar. Esto puede darse por desorden personal (dar muchas vueltas en el trabajo y al final de la jornada no haber hecho lo que se debía hacer), o bien por esta necesidad que antes apuntábamos de no querer delegar. Esta no optimización del tiempo obviamente puede dar lugar a un alto grado de estrés, por lo que es importantísimo trabajar en la organización del trabajo”.
¿Cómo combatir el estrés laboral?
Para Vicari, “cuando estamos ante situaciones complejas, que se están extendiendo en el tiempo, y cuando los síntomas que antes explicábamos se están haciendo evidentes, es necesario consultar a un profesional médico con urgencia; lo más importante es intentar no llegar a estos casos extremos”.
En ese marco, hay tres pilares muy sencillos y accesibles sobre los cuales trabajar para controlar el estrés. Estos son:
– Actividad física: no pensar en los resultados físicos de la actividad a practicar (por ejemplo, bajar de peso), sino elegir aquella que más nos guste y distraiga de las preocupaciones.
– Vida al aire libre: generar espacios de distracción al aire libre, con la familia u otros seres queridos, pero en contacto con la naturaleza.
– Vida social: desarrollar espacios de relax con amigos, en los cuales podamos hablar de cuestiones ajenas al trabajo.
Fuente: Derf