Las Modas de las Redes Sociales
Para nadie es un secreto el vertiginoso crecimiento de las redes sociales, cuya popularidad se ha extendido a nivel mundial y sus usuarios son cada vez más mixtos. Pero tampoco escapa a la vista la gran gama de “modas” que también han desatado las redes sociales, una serie de costumbres muy propias de estos medios, que pueden llegar en conjunto a hacer de las redes, una sub cultura.
La más mínima eventualidad de la vida de una persona es objeto para compartir en Facebook, Twitter, Instagram, Pinterest y otras plataformas sociales. Desde un nuevo corte de pelo, modelar la ropa en el espejo, una foto del almuerzo, la nueva decoración de la casa, las curiosidades de la mascota, una noche de copas, las relaciones amorosas, fin de semana en familia, en fin, prácticamente todo califica para ser colgado en la web.
El auge que esto ha ganado en todo el mundo, ha generado incluso estudios psicológicos que revelan desórdenes alimenticios, problemas de personalidad, autoestima, fobias y otros, todo esto descubierto en base a las publicaciones de los millones de usuarios en todo el globo.
Una herramienta que permite entender cuáles son las “modas” más difundidas a través de las redes, es el hashtag un tipo de etiqueta que se usa para marcar tendencias, mayormente empleada en Twitter y Facebook. Son comunes los hashtags relacionados con comida, diversión, música, actores, programas de TV y otros.
Pero en cuanto a las modas, citaremos algunas de las prácticas más comunes en las redes sociales:
La foto en el espejo: aunque parezca una tendencia relativamente nueva se dice que George Harrison las hacía en los 60’s pero han tomado furor en los últimos años. El problema es que muchas personas toman la foto sin fijarse en los elementos del entorno y violan la privacidad de los demás a su alrededor, principalmente en baños públicos.
Retratar la comida: compartir una fotografía de la comida que se va a consumir puede ser algo inocente pero los psicólogos afirman que puede ser síntoma de un desorden alimenticio cuando se vuelve adictivo retratar todas las comidas del día y compartirlas en las redes sociales. Además, hay quienes comparten no solo el plato “adornado” sino el resultado. “Nada a la imaginación”.
Con las fotos, gracias a las redes sociales y al auge de las cámaras digitales y los móviles con cámaras han surgido nuevos ángulos de fotografía que sería interesante llegar a nombrar. Por otro lado, también es curioso ver que ahora, las personas disfrutan los conciertos y actividades sociales en “diferido” aun cuando participan en estos, pues se concentran más en tomar fotografías que en vivir el espectáculo. ¿Y qué decir de las vacaciones? Es más figureo en fotos para “Facebook” e “Instagram” que disfrute.
No debe olvidarse mencionar las “selfies” o autofotos, una tendencia que ha cobrado mayor fuerza conforme se desarrollan cámaras de mayor resolución en los teléfonos móviles y también con los llamados “selfies sticks” o “palitos de selfies”, un dispositivo bastante simple que permite hacer capturas más amplias y perfectas en las autofotos.
Otras costumbres son: compartir frases, imágenes inspiracionales, citas de canciones y hay quienes comparten fotos de sus enfermedades, visitas al médico, funeral de algún ser querido, dan detalles de sus períodos menstruales, de sus problemas conyugales y otros asuntos que por norma debieran ser privados. Quienes acostumbran a invadir sus perfiles con un estado tras otro de sus cambios de humor y situaciones de su vida privada denotan problemas de comportamiento y personalidad. Cuando compartir todo en las redes sociales se vuelve compulsivo es señal de una carencia personal del individuo, así lo expresa la psicóloga Priscilla Rodríguez, quien señala que ese comportamiento es un patrón de irregularidades emocionales.
En otro orden surge la teoría “antisocial” con las “redes sociales” de los psicólogos que advierten sobre las nuevas formas de interacción a través de los teléfonos móviles entre las personas mayormente jóvenes que en vez de sostener una conversación convencional en un encuentro en una cafetería por ejemplo, se dedican a “etiquetarse fotos o a compartir mutuamente contenido”.
Se han notado casos recientes de publicaciones extremas, como un hombre en Estados Unidos que asesinó su esposa y publicó un estado en Facebook, con los datos del crimen y fotografías del cadáver. Situaciones como estas hacen pensar en las plataformas sociales, como medios de cuidado sobre todo para menores de edad.
En resumidas cuentas, lo ideal no es dejar de tener redes sociales, no se necesitan soluciones radicales, sino mantener un balance, saber qué es adecuado publicar y qué no; y por supuesto, reconocer a tiempo cuando hay actitudes psicológicamente inadecuadas o que hay “adicción” a las redes sociales, que es otro caso aparte.