Dice el refrán que quien tiene hambre, hace malas compras. Y la víctima de Gayle Newland quizás estaba en temporada de gangas, pues le creyó a la joven todas sus patrañas. Incluido que era un hombre llamado Kye, con el que tuvo relaciones sexuales durante cuatro meses. Por supuesto, esta tenía los ojos vendados y Kye un pene falso.
Ahora bien, ¿qué hace que alguien pueda caer de manera tan fácil? ¿De una manera tan rebuscada, pero a su vez en una trampa así? Toda elaborada por Kye/Gayle, acá llegando a la Corte en Chester, Gran Bretaña: