Las curiosidades y coincidencias detrás de un simple número: el 13
Hay muchos números, pero solo uno puede presumir de tener su propia fobia e innumerables leyendas urbanas. Cruzad los dedos y contad bien a cuántos amigos vais a invitar a cenar, porque hoy toca hablar de las curiosidades en torno al número 13.
El origen de un mito
La creencia de que el número 13 trae mala suerte proviene de varias culturas. La más antigua de ellas probablemente es la persa. Para los antiguos persas, el día 13 de cada año era un día en el que el mal podía causar daño a la gente. La tradición respecto a este día estipulaba que era mejor alejarse de las ciudades y pasar el día en el campo.
Los babilonios tenían un mes intercalado con el número 13 que representaban con el cuervo (un símbolo de la mala suerte). El poeta griego Hesiodo prevenía a los agricultores contra sembrar en el día 13 del mes. Trece es también es el número total de participantes en un coven, sabbat o aquelarre (12 brujas y el mismísimo Satanás).
Fragmento de un aquelarre pintado por Goya
En la mitología nórdica, los dioses organizaron una cena con 12 invitados a la que se presentó Loki sin haber sido convocado para hacer un total de 13. Durante unos juegos en esa cena, Loki engañó al dios Hodr para que matara a Balder (Baldur), el dios de la luz, la felicidad y la reconciliación, con una rama de muérdago. Si esto de la cena os suena es porque la historia se repite en la Biblia, donde también 13 se sentaron a la mesa y Judas traicionó a Jesucristo. El código del Hammurabi omite este número.
La muerte de Baldur pintada por Christoffer Wilhelm Eckersberg
En realidad, es probable que el número 13 se considere de mal augurio porque es extremadamente poco práctico. 12 objetos son divisibles a partes iguales entre dos, tres o cuatro personas sin problemas, pero 13 no. Siempre habrá una parte más grande. Por eso al número 13 se le conoce aún hoy como la docena del diablo.
El número de las supersticiones
Con semejantes antecedentes, no es de extrañar que el 13 sea el protagonista de muchas supersticiones que impregnan toda la cultura occidental moderna. El 13 se evita en muchos deportes como la Formula 1. Algunas líneas aéreas se saltan ese número en sus asientos, y hasta hay hoteles que eliminan el piso 13 o las habitaciones con ese número. En algunos países se evitan las calles con el número 13 y Renault nunca ha tenido un modelo con ese número.
Los supersticiosos no pueden evitar fijarse en casualidades como la del Apollo 13. Se lanzó a las 13:13 EST desde el complejo 39 (tres veces trece) y sufrió una explosión en pleno vuelo que obligó a cancelar la misión. En realidad ha habido muchas misiones con otros números y peor resultado.
En las culturas de origen latino, el martes y 13 se considera un día de mala suerte. En los países anglosajones es el viernes 13. Hasta existe una fobia reconocida a ese numero, la triscaidecafobia. Si la fobia es al viernes 13, lleva el impronunciable nombre de friggatriscaidecafobia. Ese término procede, curiosamente, de otra diosa vikinga, Frigg o Frigga, esposa de Odín y origen etimológico de la palabra Friday.
Los mitos y leyendas alrededor del 13 son muy numerosos. Existe la leyenda urbana de que la marina inglesa trató de desterrar el miedo supersticioso al viernes 13 entre sus marineros. Para ello mandó fabricar un nuevo barco, el HMS Friday. Se designó a un capitán llamado Jim Friday, se reclutó a la tripulación un viernes, otro viernes se montó la quilla, y la botadura tuvo lugar un viernes 13. Jamás se volvió a saber del barco o de su tripulación. En realidad nunca existió un barco con ese nombre.
Si nos fijamos en personajes históricos, el compositor alemán Richard Wagner parece perseguido por ese número. Nació en 1813, la suma de las letras de su nombre y apellido son 13, los números de su año de nacimiento suman 13, compuso 13 óperas y falleció un día 13. Si profundizamos en su biografía seguro que encontramos más treces. Solo hay que creer en que haya algo más que azar en todo ello.
En la ciencia
Curiosamente, el 13 no es un número especialmente fascinante desde el punto de vista de la ciencia. Se trata de un número primo que forma parte de la sucesión de Fibonnacci. Trece es también el número de sólidos de Arquímedes, que son un grupo de poliedros convexos cuyas caras son polígonos regulares de dos o más tipos. Su número atómico corresponde al aluminio.
Aunque se presta a algunos juegos matemáticos, su magia aritmética está muy lejos de la de otros números. Sin embargo, se ha ganado una fama terrible gracias probablemente a ser el patito feo entre dos números muy bonitos. Quizá los veamos en la próxima entrega. Quizá no. Las matemáticas siguen sus propias reglas.