#ConoceTuHistoria: Batallas del 19 y 30 de Marzo
La Declaración de la Independencia Dominicana, fue apenas el principio de una sucesión de enfrentamientos para garantizar la soberanía de la recién nacida nación. Las batallas del 19 y 30 de marzo, fueron apenas dos de los episodios más notables de la época y a menudo olvidados por los dominicanos.
Después del 27 de febrero las fuerzas dominicanas debieron enfrentarse a los ataques de Haití en aras de recuperar el control de la isla que a su juicio “es indivisible”. Uno de esos momentos fue el 19 de marzo, cuando las tropas criollas con un estimado de 2000 soldados hicieron frente a las fuerzas del presidente haitiano Charles Hérard Ainé, quien pretendía invadir nuevamente la porción sur de la isla, al unirse al bloque que tenía el mismo objetivo en el norte.
El ejército dominicano, en su mayoría jóvenes azuanos entrenados por Antonio Duvergé, era liderado por Pedro Santana. Todo el contigente estratégicamente dirigido por hombres como el capitán Vicente Noble en la Loma de Resolí, Nicolás Mañón, Francisco Soñé y José del Carmen García, así como también por Matías de Vargas, José Leger y Federico Martínez, se posicionó de manera tal que sorprendieron a los haitianos y le vencieron a su entrada a Azua, zozobrando el intento de invasión.
Del mismo modo apenas dos semanas después, la batalla del 30 de marzo en Santiago, fue otro enfrentamiento de garantía de la independencia. En esta ocasión, el frente criollo estaba compuesto por personajes de diversos estratos sociales, incluyendo figuras influyentes de Santiago, por entonces una de las ciudades más desarrolladas y con el apoyo de personas como Pedro Eugenio Pelletier Ramón Franco Bidó, Ángel Reyes, Fernando Valerio, entre otros; las fuerzas nacionales se fortalecieron, aun mas con los aportes del patricio Mella en la gestión de armas de fuego para hacer frente a los invasores.
En la batalla de Santiago, los criollos al mando de José María Imbert, volvieron a derrotar a los haitianos esta vez a la columna del norte que tenía originalmente planeado atacar junto al bloque del sur y debilitar las tropas dominicanas, relativamente inferiores frente al numeroso y organizado ejército enemigo. Ambos eventos, fueron clave en la defensa de la recién obtenida soberanía, si bien es cierto que en lo adelante la situación política de la nueva República, fue inestable y en poco tiempo el país experimentó anexionismo y corrupción de poder, la posterior guerra de Restauración otro glorioso capítulo de nuestra historia fue la definitiva liberación nacional.
Si nos detenemos brevemente, sobre estas páginas de nuestro pasado, no es sino con la intención de alimentarnos de las fuerzas y el coraje que nos hicieron país, aun con las turbulencias propias de un estado naciente, los primeros dominicanos son ejemplos de la defensa nacional, que las generaciones actuales debiéramos imitar para evitar futuras mancillas a nuestra nación; porque bien dicen por ahí “pueblo que no conoce su historia, corre el riesgo de repetirla”.