¿Cómo le administro la tecnología en verano a los niños?
Hace un mes hablamos de la generación de padres que se siente culpable porque sus hijos pasan mucho tiempo mirando pantallas, que es la nuestra, que en estos días se enfrenta a una nueva encrucijada porque los niños ya no tienen colegio. Mucho tiempo libre, hace calor en el exterior y, aunque también hay mucho por hacer para divertirse dentro (y fuera) de casa, a menudo acaban con el ocio fácil y llamativo de la tecnología, para preocupación nuestra.
Para hablar de este tema hemos querido preguntar a los profesionales de la psicología y también a los padres, para que nos dieran ideas y así ayudarnos a que los niños no se pasen el verano pegados a una pantalla: ¿Cómo le administro la tecnología en verano a los niños?
Controlar su uso haciendo que las pantallas sean un complemento
Cuando Disney confirmó que sus productos Baby Einstein no aportaban ningún beneficio a nivel del desarrollo para los niños, y devolvió el dinero a los padres en EE.UU., muchos padres consideraron que al no ser positivos para los niños, porque no estimulaban su inteligencia, era una pérdida de tiempo ponérselos a sus hijos. Sin embargo, bien aprovechados, eran vídeos útiles, con canciones bonitas, que podían servir de apoyo para el juego y la estimulación.
Un apoyo, como lo es un juguete. Porque, ¿cuál es el fin de un juguete? Pues el juego. Lo importante es el juego, no el juguete, así que un juguete es maravilloso en tanto ofrece la posibilidad de jugar con él, y lo es si puede aprovecharse. En más de una ocasión he oído a padres criticar un juguete porque su hijo de un año apenas le hace caso. ¿Acaso no saben que un niño de un año difícilmente aprovechará el potencial de un juguete, si nadie juega con él? Y no digo que los padres tengan que enseñarle a utilizarlo, sino que tienen que estar ahí, porque lo último que quiere un niño es estar solo. Y si está acompañado, seguro que jugará más y aprenderá más a través del juego.
Pues las pantallas pueden ser utilizadas de ese modo, como apoyo para un juego mayor, como recurso para otras actividades. Teresa García, psicóloga que trabaja en La Cantonera y autora de la web Sin Castigos nos lo explica así:
La tecnología se ha convertido en parte crucial de nuestra vida y fuente de problemas en las relaciones humanas a cuenta del tiempo “seguro” de uso. Se escuchan palabras como: “adicción”, “aislamiento social”, “daños en la visión”, etc.
Como solución en mi práctica personal y profesional los he convertido en un aliado para aumentar la conexión entre personas de diferentes edades. Trabajo en una escuela: IIP Dharma College La Cantonera. Allí los niños y niñas tienen acceso libre a las nuevas tecnologías. Les puedes ver consultando lo que necesitan para construir una casa en un árbol o jugando a diferentes juegos. Entre ellos se explican las reglas, aprenden lectura e inglés dado que la mayoría están en ese idioma. Y además sirven como base a los juegos de grupo que forman después bajo los laureles de India. El tiempo de acceso es completamente libre.
En el taller de padres que pone fin al curso escolar el tema estrella son las pantallas y su uso. Explico que al igual que en el cole, pueden convertirse en un elemento de relación y conexión en la familia. Usarlas juntos y aprender juntos conduce a una relación intrafamiliar equilibrada.
Esto quiere decir que igual no es una cuestión de ponerles límites, sino de aprovechar sus bondades para el día a día.
Las bicicletas son para el verano
O el verano es para las bicicletas, para aprovecharlo y hacer todo aquello que durante el resto del año apenas podemos porque las obligaciones nos limitan. Sí, es cierto que durante el año no pueden jugar mucho con las pantallas porque, o tienen otras cosas que hacer (extraescolares, deberes, etc.) o los padres limitamos su uso. ¿Quiere decir esto que como ahora tienen fiesta pueden aprovechar para jugar más con ellas? Pues quizás habría que intentar no sobrepasar las dos horas de pantallas que se marcan como límite diario (la AAP recomienda que los niños de 3 a 5 años no excedan la hora diaria, y los de 6 a 18 años, no pasen de las dos horas) y aumentar otras actividades que también están muy limitadas todo el año.
El psicólogo Alberto Soler nos ha dado algunas indicaciones al respecto:
En casa los ordenadores deberían estar en una zona común o de paso, con una sesión para cada miembro de la familia y siendo su uso supervisado por los padres y los teléfonos móviles y tabletas se deberían cargar siempre en una zona común, nunca en el dormitorio. De este modo protegemos la zona de descanso y estudio de distracciones innecesarias. Es positivo establecer un “toque de queda” tecnológico: a partir de una determinada hora, ningún miembro de la familia hace uso de teléfonos o tabletas. Por eso es muy importante que nosotros como padres limitemos también el uso que hacemos de estos dispositivos personales delante de nuestros hijos. Por un lado, porque debemos recordar la importancia que los padres tenemos como modelo: lo que hacemos nosotros, ellos lo van a replicar.
En realidad, la tecnología no es mala: el wifi no fríe el cerebro ni las pantallas de los móviles las retinas, pero cada cosa tiene su momento, y los niños aprenden mucho mejor de la interacción con iguales que mediante pantallas. Ahora en vacaciones, si es posible, más que aumentar la tolerancia con medios, deberíamos aumentar las oportunidades de ocio alternativo: campo, playa, piscina, deporte, etc. No debería haber variación excesiva…
Por su parte, la psicopegadoga Alma García explica que las vacaciones de verano no deberían ser un momento para darles libertad con las pantallas, sino una ocasión para limitarlos, y es que en vacaciones hay mucho por hacer pero como los padres andan de aquí a allá, no acaban por saber qué alternativas dar a los niños:
Yo siempre digo a los padres que hagan una lista de “cosas que hacer en verano durante el tiempo libre”. Y que la hagan lo más larga que puedan, que sea realista, y que se hagan con los materiales necesarios para llevarla a cabo. De ese modo tendrán una batería de ideas para ofrecer a los niños antes del “anda, toma mi móvil un rato pero me lo devuelves enseguida, eh?”.
No debemos temer que por ello se vayan a quedar atrás con la tecnología, pues lo llevan en las venas. Reducirla al mínimo lo que sí asegura es un verano sano, libre, con mucho movimiento (tan necesario para evitar problemas de aprendizaje), creatividad y conexión consigo mismos, con los demás y con el mundo maravilloso que les rodea.
Ah, y que los papás dejen de hacer el símil entre “premio” y “ratito tecnológico”. Puede que el verdadero premio, el verdadero regalo, sea un ratito de aburrimiento que les haga encender su imaginación, su creatividad y sus neuronas.
¿Y cómo lo hacen los padres?
Además de a los profesionales hemos querido preguntar a los papás, los que están al pie del cañón, y para ello hemos contactado con los Papás blogueros, que nos han dado diferentes opiniones al respecto.
Fernando Álvarez, del blog Las historias de Papá Lobo, nos ha explicado lo siguiente:
Yo en verano levanto más la mano, pero salvo circunstancias especiales procuro que no estén todo el día con las pantallas. De momento, con los míos funciona el bajar a la piscina o jugar juntos a algo.
Por su parte, Oscar Penate, de El Mundo de Leo, nos ha dicho esto:
Por un lado creo que es normal que quieran más y que levantemos un poco más la mano, por otro no queremos que se enganchen y por otro (sí, qué pasa, tengo tres lados) lo del avance de la tecnología es inevitable y va con los tiempos… en mi caso particular sabe que tiene la tablet restringida a un rato los miércoles y otro los sábados, más algún momento ocasional el móvil. La semana pasada levanté un poco más la mano… y me costó sudor y lágrimas quitársela. También es que yo me enganché más. En fin, todo muy normal… seguimos aprendiendo.
Daniel Benavides del blog Tang de Naranja nos ha dicho:
Yo ahora la dejo jugar entre semana pero no “para quitarla del medio”. Como no suele jugar (en periodo lectivo sólo puede acceder a la consola los fines de semana y aun así juntando ratos no llegará ni a la hora en los dos días y medio), jugamos pasándonos el mando, así que es una actividad más que hacer juntos.
Para que deje de jugar tampoco sufrimos mucho, primero porque la hemos educado muy bien (jajaja) pero sobre todo porque si le propones otra cosa como por ejemplo ponernos a jugar a un juego de mesa o colorear o cualquier actividad que no implique abandonarla, aceptará. Y tablet no tenemos, así que no hay problema.
Y Manolo Pérez, de la página Tropofoto, por su parte, nos ha explicado:
Mi hija tiene 5 años y le dejo manejar la tablet como mucho 20 minutos. (está con temporizador) A la hora de comer y cenar, nada de nada, hablamos. Si que ven vídeos (ella y el hermano de 1 año) en la tele cuando papá y mamá tienen que hacer cosas y no podemos encargarnos de ellos (el pequeño es un torbellino y hay que ponerle mil ojos). A veces, antes del baño y mientras preparo la bañera y demás también ven un poco de dibujos. Pero siempre controlados.
Así que como veis los consejos son diversos y los temores están ahí, porque el ocio fácil y rápido de la pantalla puede absorber a nuestros hijos hasta un punto en que se pierdan gran parte de su verano con algo que, en realidad, ya hacen el resto del año. El verano es ideal para hacer cosas diferentes y aprovechar el buen tiempo, que las piscinas están abiertas, que los padres podemos estar algo más con ellos y que hay actividades geniales para compartir juegos y recuperar el tiempo perdido por las obligaciones del resto del año.