Se cumplen cinco años del asesinato de Facundo Cabral en Guatemala
Guatemala, 9 jul (EFE).- Este sábado se cumplen cinco años de la fatídica muerte del cantautor argentino Facundo Cabral, quien fue asesinado un día como hoy en Guatemala por cinco personas que ya fueron condenadas.
Cabral, un hombre que forjó su carrera musical en la canción de protesta, el compromiso social y la reflexión espiritual, murió el 9 de julio de 2011 en un ataque perpetrado por cinco personas que fueron condenadas, el pasado mes de abril, a penas de más de 50 años de prisión.
Los responsables de este homicidio son el costarricense Alejandro Jiménez, alias “El Palidejo”, y los guatemaltecos Elgin Enrique Vargas Hernández, Wilfred Allan Stokes Arnold, Juan Hernández Sánchez y Audelino García Lima.
El trovador argentino fue atacado a tiros cuando se trasladaba, junto con su representante, el nicaragüense Henry Fariñas, desde el hotel donde se hospedaba hacia el aeropuerto internacional La Aurora después de un concierto.
En ese momento, un grupo de sicarios interceptó el vehículo y le asestó hasta 25 disparos. Cabral falleció en el lugar del ataque, en el Bulevar Liberación, en el sur de la ciudad, mientras que el nicaragüense resultó herido de gravedad.
Fariñas, un empresario de espectáculos que era propietario de una cadena de clubes nocturnos en Centroamérica, era el blanco de esta agresión ordenada por “El Padilejo”, supuestamente en venganza por el robo de un cargamento de drogas.
El nicaragüense y el costarricense lideraban una supuesta red internacional de narcotráfico, cuyo objetivo era llevar de Costa Rica a Guatemala droga del grupo colombiano “Los Fresas”, y cuyo destino final era la banda mexicana de “Los Charros”.
Hoy en día, Fariñas está en prisión tras ser condenado a 30 años de cárcel por narcotráfico en Nicaragua en 2012, aunque dos años después los tribunales de su país le rebajaron la pena a 18.
Cabral, que murió a los 74 años, se definía a sí mismo como un “vagabundo de primera clase”, porque tras tener una vida marcada por el abandono, la pobreza y el dolor, en la que “no se podía esperar nada”, finalmente tuvo una “vida extraordinaria”.