6 signos de que estás comiendo mucha azúcar
Lo primero que te dice un nutricionista o un preparador físico cuando vas a visitarlos es que debes evitar el azúcar. Es un veneno para nuestro cuerpo.
Además de engordar, incide de manera negativa en otros valores. De este modo, la sangre presente en nuestro organismo contiene elementos sensibles.
Sin embargo, a veces no somos conscientes del efecto negativo que la alta presencia de azúcar tiene en nuestro cuerpo.
Solo pensamos en la diabetes como enfermedad relacionada con dicho componente, de manera que, si no la padecemos, tendemos a pensar que estamos saliendo indemnes del consumo de azúcar.
Convertirte en una persona diabética es uno de los síntomas de que estás comiendo mucha azúcar.
Antes de llegar a dicho extremo, se producen una serie de efectos secundarios que te dificultarán desenvolverte como quisieras en tus quehaceres diarios.
Sin embargo, sucede que no percibimos la relación, porque su ingesta está normalizada.
Síntomas de que estás comiendo mucha azúcar
1. Agotamiento general
El efecto que genera es comparable a las drogas estimulantes. En primer lugar, se produce una rápida subida de energía, pero al poco tiempo desciende a niveles inferiores a los deseables.
Como resultado, al pico inicial, le sobreviene un proceso depresor.
La reacción general a este cansancio es recurrir a refrescos de cola u otros estimulantes que también están azucarados. Por tanto, iniciamos de nuevo el mismo ciclo.
Por ello, te recomendamos tomar café con edulcorantes u otros ingredientes (no azúcar), que te ayudarán a recuperar la energía.
Como decíamos con anterioridad, estamos hablando de una sustancia con unos efectos muy similares a los de las drogas.
Por tanto, percibir demasiados pensamientos relacionados con alimentos endulzados es un rasgo de que estás comiendo demasiado azúcar. Es posible que hayas establecido una relación de dependencia con ella.
La razón de que ocurra esto está en nuestro origen como especie. Para sobrevivir necesitamos glucosa. Así, cuanta más ingerimos, nuestro cerebro nos lleva a almacenar más.
Por ello, a los productos más impensables, como a los aperitivos o a la carne, se le añade azúcar.
3. Cambios de humor
Si pensamos en las dos señales anteriores, este signo de que estás comiendo demasiado azúcar se comprende con facilidad. Cuanto más comemos, más queremos.
Esto significa que cuando acabamos de tomar dulce nos encontramos mejor. Por el contrario, cuando notamos su ausencia, nos enfadamos.
Lo curioso es que ha llegado el momento en que las variaciones de ánimo se vinculan con cualquier comida.
Todas las que han pasado por un proceso industrial contienen glucosa, por lo que esta suerte de síndrome de abstinencia aparece ya casi con cualquier alimento.
4. Engorda
Una vez que nuestra mente ha obtenido la cantidad de azúcar necesaria para funcionar, el cuerpo la metaboliza en forma de grasa.
Puesto que el páncreas no puede segregar la cantidad de insulina necesaria para digerirla, el hígado la cataloga como grasas.
No te preocupes, aún puedes tomar varias piezas de fruta para perder peso. La glucosa presente en estas no tan perjudicial como la de los pasteles y demás procesados industriales.
5. La piel se resiente cuando estás comiendo demasiada azúcar
Digerir el azúcar requiere insulina. Esta es una potente sustancia que recorre tu cuerpo en altos volúmenes cuando ingieres azúcar en exceso.
Muchas personas presentan especial sensibilidad a la misma, de forma que su piel comienza a secarse y a escamarse sin remedio.
Es cierto que el mercado te proporciona muchos productos para mejorarla, pero te sugerimos que, antes de recurrir a estos, bajes el consumo de azúcar para averiguar si esta es su causa.
6. Sube la tensión
Seguro que has escuchado que la sal es perjudicial para la presión arterial, pero ¿sabías que el azúcar es peor?
Un estudio ha demostrado que exige un mayor esfuerzo cardiaco, al ser más complicado de metabolizar. En consecuencia, aumenta dicho indicador.
Las molestias que se producen por este fenómeno son muy comunes hoy en día. Sin embargo, pocas veces somos capaces de establecer esta relación.
Las razones son múltiples, pero es evidente que el desconocimiento en relación con la comida, junto con el deleite gustativo del dulce, lo provoca.