Segun la ciencias, Esta es la edad a la que nos volvemos aburridos
Es uno de los días que más tememos pero que, inevitablemente, nos llega a todos. Ese momento en el que ya no te sientes tan fresca, tan divertida, tan espontánea; en otras palabras, que has alcanzado el certificado que acredita tu aburrimiento crónico. De repente ya no eres tan alocada, y tu idea de la perfecta noche de sábado ahora la protagonizan una taza de té caliente y una película (no necesariamente buena) en el sofá.
Es entonces cuando comienzas a recordar, con mirada melancólica y un sabor a nostalgia amarga, tus viajes improvisados al extranjero o esas noches que no veían su final.
Pero, ¿a qué edad exacta pasó todo esto? ¿en qué momento dejaste de ser divertida? Bien, según un estudio realizado por las experiencias de AirBnB, la edad a la que alcanzamos nuestro mayor nivel de aburrimiento es a los 35, en el caso de las mujeres y 39 en hombres.
Las razones de estos resultados están relacionadas con dos grandes etapas de la vida que solemos alcanzar al llegar a estas edades. El 15% de las personas entre 30 y 39 años admiten que se consideran más aburridos desde que mantienen una relación larga y estable, mientras que el 20% reconoce que este aburrimiento está relacionado con el momento de tener hijos.
El estudio también analizó el sentido de diversión o cómo entendían la aventura cada uno de los encuestados y, sorprendentemente, relacionaron este concepto con una serie de cosas que eran “más difíciles de hacer” a partir de los 30:
1. Estas fuera hasta altas horas entre semana
2. Descubrir un nuevo hobby
3. Salir a la calle en busca de nuevos amigos
4. Reservar vacaciones espontáneas
5. Aprender cosas nuevas
6. Visitar a un amigo sin premeditación
7. Cambiar de trabajo
8. Hacer un viaje de compras espontáneo
9. Practicar un nuevo deporte
10. Pedir una cita
Sin embargo, y antes de que todos los que estáis leyendo este artículo perdáis toda la esperanza, el estudio concluyó que, las personas mayores de 50 años eran más propensos (en un 22%) a preparar vacaciones espontáneas y podían permitirse más lujos como comidas o cenas costosas fuera de casa. Así que solo queda esperar.