Miastenia gravis: cómo identificar esta enfermedad tan poco frecuente
¿Has escuchado hablar de la miastenia gravis? Es probable que no, y es que se trata de una enfermedad poco frecuente, que afecta alrededor de 14 a 20 personas por cada 100,000 habitantes a nivel mundial, cuyas señales de alerta suelen confundirse con depresión o trastornos de personalidad.
Para conocer más sobre esta enfermedad consultamos al doctor Guillermo Jiménez Solano, médico neurólogo, quien explica que la miastenia gravis es un mal neuromuscular crónico que se caracteriza por debilidad y fatiga rápida de los músculos voluntarios.
“Es una condición autoinmune, lo que significa que el sistema inmunitario del cuerpo ataca por error los receptores en los músculos que reciben señales de los nervios, impidiendo la comunicación efectiva entre los nervios y los músculos”, refiere.
El galeno cita que el sítoma más frecuente es la debilidad muscular que empeora con la actividad y mejora con el reposo, dificultad para hablar, tragar, y respirar, así como debilidad en los brazos y las piernas. “Los músculos más comúnmente afectados son los de los ojos y los párpados, lo que puede causar visión doble y caída de los párpados.
En los últimos días se ha hablado de esta condición luego de que el comunicador y publicista dominicano Dagoberto Galán, padrastro de la actriz Zoe Saldaña, compartiera en sus redes sociales que la padece y que recientemente sufrió una crisis que lo mantuvo en cama y deteriorado.
“Por 69 años yo viví sin conocer el término miastenia gravis. Apenas en febrero, un médico de origen pakistaní de apellido Pereyra, solamente al verme la cara, se dio cuenta de la situación, lo que hizo para mí un cambio total”, contó Galán a Diario Libre, quien explicó que desde abril del 2023 comenzó a sentir un deterioro total en sus funciones motrices.
Y es que la miastenia gravis, de acuerdo con Jiménez, es más común en hombres mayores de 60 años y mujeres menores de 40. Eso sí, deja claro que la enfermedad puede afectar a personas en cualquier etapa de su vida.
¿Tiene cura?
El diagnóstico de esta enfermedad se realiza mediante una combinación de exámenes clínicos, pruebas de laboratorio para detectar anticuerpos específicos, estudios de conducción nerviosa y pruebas de imagen como la tomografía computarizada o resonancia magnética para descartar otras causas.
Aunque actualmente no existe cura para este mal, el neurólogo asegura que los tratamientos disponibles pueden ayudar a controlar los síntomas y permitir a los pacientes llevar una vida más activa y productiva.
El tratamiento incluye medicamentos que mejoran la comunicación neuromuscular, como los inhibidores de la acetilcolinesterasa, y medicamentos inmunosupresores para reducir la actividad del sistema inmunitario.
En algunos casos, se puede considerar la cirugía para remover el timo, un órgano del sistema inmunitario que puede estar implicado en la enfermedad. También se utilizan terapias como la plasmaféresis y la inmunoglobulina intravenosa para tratar crisis graves.
“Con el tratamiento adecuado, muchas personas con miastenia gravis pueden llevar una vida relativamente normal. Es importante el seguimiento médico regular y ajustar el tratamiento según la evolución de los síntomas“, indica Jiménez.
Si la enfermedad no se diagnostica a tiempo, advierte que el paciente puede presentar un empeoramiento de los síntomas y una mayor debilidad muscular, lo que puede afectar su calidad de vida.
“En casos graves, la falta de tratamiento puede llevar a una crisis miasténica, una condición que puede ser potencialmente mortal debido a la debilidad de los músculos respiratorios”, recalca.
Si bien es una enfermedad poco común, el experto afirma que en el país hay especialistas en neurología y centros médicos equipados para diagnosticar y tratar la miastenia gravis de forma asertiva.
“Como en muchos países, puede haber variaciones en el acceso a ciertos tratamientos y en la disponibilidad de especialistas en áreas rurales. Por eso es fundamental la referencia a centros especializados para garantizar un manejo adecuado de la enfermedad“, concluye.