“A República Dominicana le urge una estrategia de desarrollo turística sostenible y una actualización de la Ley de Turismo”
Lissette Gil y Edwin Aristy comparten los mismos criterios sobre el turismo en República Dominicana.
La especialista en turismo sostenible y el guía nacional de turismo coinciden en que en el país no existe una visión integral de desarrollo de los destinos turísticos y que hace falta una Ley que regule el sector a partir de los criterios de sostenibilidad.
Exdirectora ejecutiva del Consorcio Dominicano de Competitividad Turística (CDCT), Gil ha abordado, insistido y alertado sobre el tema por años, a veces de forma contundente, como lo hizo esta semana en el Encuentro Verde de LISTÍN DIARIO.
¿Qué tiene que hacer República Dominicana para hacer la transición del turismo actual a uno del siglo XXI?
LG. La República Dominicana ha hecho grandes avances en materia de diversificación de su oferta; el turismo ha seguido creciendo en muchos destinos del territorio nacional, pero no asociado a criterios de sostenibilidad que, hoy en día, son absolutamente necesarios para un desarrollo armónico presente y futuro. Esto se debe fundamentalmente a que el desarrollo del turismo dominicano no cuenta con una estrategia de planificación turística que persiga destinos sostenibles, resilientes y regenerativos, que atienda a las características y capacidades reales de cada territorio, sino que responde a la demanda de inversión, local o extranjera, y a una agenda política, que indudablemente impactan el desarrollo hoy pero que mañana pudiese ser un problema para el territorio mismo e incluso para los mismos inversionistas y los residentes.
¿Existe una visión integral de los territorios que responda al siglo XXI?
LG. Desde mi punto de vista no existe una visión integral de desarrollo de los destinos turísticos dominicanos. El desarrollo en los destinos dominicanos responde a la demanda de inversión y no necesariamente al bienestar de los habitantes del mismo, cuando debería ser al revés.
Se piensa que con la creación de empleo se cumple con la mejora de las condiciones locales, pero qué pasa si el desarrollo turístico llega a consumir el agua realmente disponible en el territorio? Los más afectados serán siempre los residentes permanentes que sufrirán las consecuencias solo por una planificación inexistente.
Los turistas van y vienen, los inversionistas van y vienen, los políticos van y vienen. Las comunidades son permanentes en los destinos y, muchas veces, en las que menos se piensa.
¿Qué tanto se ha avanzado en la planificación de los destinos turísticos del país partiendo de los criterios de sostenibilidad rigurosos como son los pilares ambiental, social y económico?
LG. Muy poco se ha avanzado, desde mi perspectiva, en temas de planificación turística en los destinos del país. Y esto se debe a que existen aún muchos funcionarios y empresarios del sector que asocian el tema de sostenibilidad únicamente a criterios ambientales y de conservación, y nada más lejos de la realidad.
La sostenibilidad considera además los aspectos socioeconómicos, los socioculturales y la gestión además de los aspectos ambientales. Sin este equilibrio perfecto entre estas cuatro dimensiones, no se alcanza la sostenibilidad.
Pienso que aún nos queda mucho por entender, como país turístico, la importancia del concepto de sostenibilidad, de resiliencia y de regeneración. Y debemos ponernos pronto a tono, pues son estos conceptos los que marcan las líneas estratégicas de desarrollo de los destinos del siglo XXI.
En lo social, es fundamental impulsar la gobernanza participativa en la toma de decisiones de los destinos turísticos, pues este afectara o beneficiara a las personas; y solo con una gobernanza participativa podrán exigirse los planes de ordenamiento que se requieren para que las zonas turísticas se desarrollen con coherencia, orden, y respetando la convivencia sana entre el residente y los visitantes.
¿Cuáles son los principales impactos si la planificación no toma en cuenta los pilares ambiental, social y económico?
Los impactos asociados a una mala o inexistente planificación es un desarrollo caótico, donde no se planifica el consumo del agua, ni el manejo de residuos sólidos ni aguas residuales; donde no se planifican los accesos, ni el crecimiento poblacional colateral asociado al desarrollo turístico; un desarrollo donde no se contempla la conservación de los ecosistemas que son el principal atractivo turístico de los destinos.
Un destino sin planificación crea infraestructuras sin pensar en el mercado real (aeropuerto de Barahona) generando gastos enormes que luego quedan en el olvido. Un destino turístico sin planificar y sin gestión es proclive a la violación constante de las leyes y las normas, aparecen empresas piratas, se construye donde sea y como sea, y se alcanzan resultados casi irreversibles como en muchos destinos de nuestro país.
La planificación de los destinos turísticos es, aún, una tarea pendiente en la República Dominicana, fundamentalmente por que durante décadas se ha estilado que los ministros lleguen al cargo a marcar con su sello una gestión y no a seguir una estrategia coherente de largo plazo. Se apuesta al picazo y foto, y no al orden y a la ley.
¿En Cabo Rojo y Samaná existe un proceso de planificación territorial y de planificación turística como pasos previos al desarrollo sostenible?
Cabo Rojo es uno de los espacios con potencial turístico que más propuestas de desarrollo ha tenido históricamente en nuestro país. Lo lamentable es que las nuevas ejecuciones responden a una demanda de desarrollo inmediatista, por una coyuntura política que prefiere el block y la varilla, a un manejo racional de las inversiones preservando el atractivo real de Pedernales: su naturaleza.
A pesar de las alertas de científicos y especialistas, en Pedernales se esta haciendo todo lo contrario a las recomendaciones técnicas de personas que tienen el conocimiento real del territorio. Entonces podemos decir que en Pedernales existe un plan hecho a la medida de las necesidades políticas y no a la medida de lo que realmente se podría lograr en un espacio tan rico como lo es esa provincia.
¿Cómo visualiza el turismo dominicano en los próximos años si no cambiamos al modelo sostenible?
Pues en un futuro nos tendremos que avocar a una reingeniería de los destinos para subsanar el desarrollo no planificado. Historias que ya hemos vivido en el pasado con casos como Puerto Plata o Juan Dolio; ambos espacios, por su propio desarrollo no planificado y sin gestión, se vieron aquejados por fuertes crisis turísticas que impactaron las inversiones y la economía local.
Ambos destinos han tenido que reinventarse, el primero volcándose en una propuesta más diversificada que incorpora una fuerte apuesta por cruceros cuyas consecuencias desconocemos; y el segundo hizo un giro hacia un destino de turismo inmobiliario, cuyas consecuencias solo podemos proyectar si se compara con modelos internacionales similares.
La planificación turística no es una propuesta estática, sino que debe ser flexible y adaptarse a los cambios vertiginosos de los nuevos tiempos. Pero para eso debe haber una meta común, una alianza público-privada que vislumbre el futuro más allá de cuatro años y se proyecte.
Una planificación que busque garantizar la calidad de vida de los residentes; la satisfacción y seguridad del turista; la conservación de los espacios naturales; el manejo de los recursos hídricos y el suelo; el cumplimiento de las leyes, pero sobre todo entender que aquel dicho de “pan para hoy y hambre para mañana”, refleja perfectamente el espíritu de un desarrollo insostenible y no planificado.
Hace justo dos años usted resaltaba como primer obstáculo hacia el desarrollo sostenible la falta de planificación de los destinos turísticos del país partiendo de los criterios de sostenibilidad. ¿Considera que no se le hace caso a la Estrategia Nacional de Desarrollo (END)?
Reitero la misma posición. Recientemente se celebró en Bávaro la Conferencia Internacional Destinos del Futuro, donde expertos locales y extranjeros debatieron sobre distintos temas relacionados con la gestión de los territorios turísticos.
Un tema fue recurrente, tanto por parte de los empresarios turísticos como por los técnicos locales e internacionales: a República Dominicana le urge una estrategia de desarrollo turística sostenible y una actualización de la Ley de Turismo. Solo con este hecho se evidencia que el mandato de la END ha sido ignorado.
El turismo comunitario y de montaña ha crecido mucho, pero igual se percibe como una contraoferta al modelo sun, sand and sea (sol, arena y playa), como una especie de competencia. ¿Como armonizan ambos modelos en el turismo sostenible?
Los criterios de sostenibilidad deben aplicarse a cualquier tipología de turismo, al de sol y playa, al turismo comunitario, al turismo de salud, al de naturaleza, o aventura. En nuestro país hemos visto con agrado y sorpresa cómo muchos resorts all inclusive han asumido con rigor la sostenibilidad y en algunos casos acciones claras de regeneración de ecosistemas.
En ningún caso el TCS es competencia del modelo SSS, con complementarios y lo que hacen es diversificar la oferta y las oportunidades de tener diversas experiencias en la República Dominicana por parte de los turistas que nos visitan.
Lo que sí debemos estar claros es que cualquier tipo de turismo debe asumir el equilibrio perfecto entre el negocio, lo social y lo ambiental, sólo así mantendrá sus niveles de competitividad hoy y en el futuro.