Cardi B y Lady Gaga, entre las peor vestidas de los Grammy
LOS ÁNGEES. Nadie duda de los mucho que Lady Gaga ha contribuido al universo de la moda. Sin embargo, en los últimos premios Grammy, que se acaban de celebrar en el Madison Square Garden de Nueva York, la estrella no estuvo tan acertada como en otras ocasiones.
Gaga, vestida (por así decirlo) con un buzo enterizo de encaje y transparencias de Armani Privé, enseñó mucha piel.
En especial porque, dentro del teatro, no tardaría en quitarse la incómoda falda que, si bien en el escenario habría sido un espectáculo, no funcionaba igual para la alfombra roja. La cantante quiso apoyar el movimiento Time’s Up, de negro.
Otras, a todo color, tampoco tuvieron mucha mejor suerte, entre ellas Pink. Su elección de Armani Privé exageraba el volumen a base de plumas negras, azules y fucsias que la convertían en un auténtico peluche. Kelly Clarkson, de Christian Siriano, tampoco triunfaría. Aunque frente a Cardi B, a punto de echar a volar, con un vestido de Ashi studio, habría poco que decir.
Si en la ceremonia de los Globos de Oro las estrellas vistieron de negro como muestra de rechazo al acoso sexual, en la gala de los Grammy, que se celebran este domingo en Nueva York, las artistas portarán rosas blancas.
Según informó Billboard, Cindy Lauper, Dua Lipa, Rita Ora, Tom Morello, Rapsody y Halsey son algunos de los rostros conocidos que anunciaron que posarán en la alfombra roja con una flor blanca para que el movimiento contra el acoso que ha sacudido Hollywood no quede en el olvido.
La iniciativa partió de dos ejecutivas de la industria discográfica, Meg Harkins y Karen Rait, que vieron cómo se acercaba la gran noche de la música y aún no había ningún plan para dar apoyo al movimiento contra el acoso sexual, que prendió la mecha con la campaña #MeToo y ha tomado recientemente forma con Time’s Up.
Hace un mes, más de 300 mujeres poderosas de Hollywood, entre ellas Meryl Streep, Jennifer Aniston y Eva Longoria, se unieron para lanzar Time’s Up, un fondo de defensa legal destinado a ayudar a mujeres menos privilegiadas que ellas a defenderse de posibles abusos sexuales en el entorno laboral.
Harkins y Rait, junto a otras mujeres de la industria, se juntaron en un restaurante mexicano y decidieron llevar rosas blancas por ser el color que vestían las sufragistas durante sus protestas y, más recientemente, el color que vistió Hillary Clinton durante la investidura del presidente Donald Trump.