Científicos alemanes consiguen una temperatura más baja que el cero absoluto
Físicos alemanes han conseguido una temperatura más baja que el cero absoluto. Anteriormente, esta posibilidad fue pronosticada solo en teoría. Ahora será posible crear motores térmicos de sexta generación, desafiar la gravedad y explorar los misterios del espacio.
El cero absoluto es la temperatura teórica más baja posible. Es una temperatura en la que la entropía llegaría a su valor mínimo. En otras palabras, la energía interna de un sistema alcanzaría su mínimo, por lo que las partículas dentro de este sistema, según la mecánica clásica, perderían toda capacidad de moverse o vibrar. La entropía de un cristal ideal puro y perfecto sería cero. El cero absoluto corresponde, aproximadamente, a una temperatura de −273,15 °C.
Hasta este momento la mayor cámara frigorífica actual solo ha alcanzado los −271 °C. La temperatura mínima conseguida alguna vez en un laboratorio fue 5*10−10 K (medio nanokelvin), lograda por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (EE.UU.). La razón de ello es que al llegar a una temperatura tan baja, las partículas ya no tienen energía suficiente para hacer que esta descienda aún más.
Sin embargo, un grupo de especialistas de la Universidad Ludwig Maximilian de Munich dirigido por Ulrich Schneider han logrado no solo llegar al cero absoluto, sino también romper esta barrera y conseguir unas “temperaturas absolutas negativas”. Para conseguir este resultado, han creado un gas cuántico especial formado por átomos de potasio: según explican, eligieron el potasio por la capacidad de sus partículas de cambiar fácilmente de repulsión a atracción.
Enfriaron unos 100.000 átomos de este gas hasta, aproximadamente, una milmillonésima parte de Kelvin y los colocaron en una red óptica creada por láseres: cada partícula fue fijada en su ‘celda’ óptica personal, aislada de cualquier impacto del ambiente. A estas temperaturas los átomos quedaron como congelados, sin poder moverse (recordemos que la temperatura de un objeto es una medida de cómo se mueven sus átomos: cuanto más frío esté un objeto, más lentos están sus átomos), repeliéndose unos a otros.