Antes de la partida es buena idea visitar colegios para los niños y hacer contacto con otros inmigrantes vía correo electrónico.
No es tan simple como hacer las maletas y partir.
A la hora de elegir la escuela, es importante establecer si tus hijos se beneficiarán de estar en una escuela internacional que enseñe en la lengua de la familia, o si se adaptarán más fácilmente a un colegio local que de clases en el idioma del país.
Uno de los primeros errores que cometen los padres es el de no dejar que sus hijos se despidan de su vida anterior, algo especialmente importante en niños de más de 9 años.
Hay que pensar cómo se va a decir adiós, mantener el contacto con los viejos amigos a través de las redes sociales y organizar fiestas de despedida para celebrar el cambio de ciclo es totalmente vital para nuestros pequeños.
Ajustarse a la escuela
Los chicos menores de siete años generalmente la llevan más fácil a la hora de formar nuevas amistades y tienen una mayor habilidad para aprender idiomas que niños mayores, asegura Kate Berger, una psicóloga basada en Amsterdam especializada en tratar a hijos de inmigrantes.
Dar con la escuela apropiada es crucial.
Los de edades entre los siete y los nueve pueden sentirse aislados ya que están “haciendo un duelo por el país que dejan” y echan de menos a amigos, familia y el idioma.
Chicos de entre nueve y 12 años pueden beneficiarse de ir a escuelas que al menos parcialmente enseñen en el idioma que dejaron, y de integrarse en la comunidad de expatriados.
Para chicos mayores de 13 años será necesario un apoyo especial para ayudar a que se integren en la comunidad local.
Christopher Bryan Jones, fundador de la revista Metropolis, sobre inmigrantes en Japón, afirma que incluso ayudar a los chicos con su tarea puede suponer desafíos especiales.
“Nunca pensé cómo la cultura y el idioma podrían afectar tanto a mi habilidad para ayudarle a hacer los deberes”, dice.
Haciendo que funcione
A medida que los niños se ajustan a una nueva cultura es tarea de los padres pensar cómo mantener el contacto con las raíces, dice Jones, estadounidense que se mudó justo antes de que nacieran su dos hijos, de ahora 15 y 10 años.
En casa Jones les da hamburguesas, les habla en inglés y les pone películas estadounidenses.
También usa Amazon para conseguir libros en inglés.
Los niños entre siete y nueve años pueden sentirse aislados.
Aun así, los niños acaban viendo a la cultura que dejaron de una forma distinta a la de sus padres.
“Básicamente acaban perteneciendo a las dos culturas”, afirma Jones.
Tomar contacto con grupos de expatriados en Facebook también puede ser una fuente de opciones interesantes para encontrar actividades para los hijos.
A menudo estar en contacto con una comunidad de padres que deben pasar por una situación parecida suele ayudar.
En este punto establecerse ya no es un problema, y la familia ya tiene rutinas para cosas como hacer la compra o actividades de fin de semana.
El primer año puede ser a la vez “maravilloso y extraordinariamente difícil”.