Cómo reducir el uso de las redes sociales
La explosión de las redes sociales y su innegable presencia en nuestras vidas diarias amenaza con tomar el control sobre nuestra mera existencia. Lo que antes sucedió con los móviles, que nos permitían mantenernos en contacto desde todo sitio, hoy se repite, y con ecos, en las redes sociales. Podemos no sólo comunicarnos con audio y video, sino también actualizar cada minuto de nuestras vidas, con fotografías, enlaces, elementos multimedia de todo tipo. Y claro, tantas posibilidades son más que atrayentes. Lo suficiente como para causar hábitos poco saludables en nuestras vidas diarias.
Evitar el vicio de las redes sociales
Antes, planificábamos una reunión con amigos cara a cara, luego por teléfono, luego por móvil. Hoy, Internet y las comunicaciones inmediatas hacen más fáciles las interacciones y comunicaciones, y los avances en la tecnología permiten incluso arreglar reuniones sociales, laborales, eventos y demás desde el tren, la oficina, o parados en la azotea, viendo la ciudad.
Estas ventajas son por demás provechosas. Pero es importante recordar que se trata de ventajas, de herramientas, y no de necesidades. Aunque hoy el mundo casi pareciera ser manejado desde Facebook, Twitter, LinkedIn y otros sitios semejantes, debes recordar que estos son recursos a tu disposición, y no a la inversa.
¿Cuándo el uso de las redes sociales se transforma en vicio?
Hablamos de vicios o de hábitos poco saludables cuando las redes sociales toman más presencia de la necesaria o de la justificada. No debemos investigar mucho para verlo en la realidad: basta con sentarnos en un bar y ver las mesas, en las que seguramente más de la mitad estará atento a su móvil, posteando comentarios en su blog, subiendo fotos en Facebook, actualizando la realidad de inmediato con Twitter. Y claro, de más está decir que mientras las personas tienen ese contacto con la realidad virtual, están perdiendo o desaprovechando el contacto cara a cara, atentos al móvil en lugar de a lo que pasa a su alrededor.
Cómo reducir el uso de las redes sociales
“Hablamos de vicios o de hábitos poco saludables cuando las redes sociales toman más presencia de la necesaria o de la justificada.”
Todos somos culpables, en alguna medida, de este dominio de las redes sociales en nuestras vidas. Quizás ni bien comienza nuestro día de trabajo llegamos a la oficina y, lo primero que hacemos tras encender el ordenador, es abrir nuestro perfil en las redes sociales. Tal vez de camino a casa, también estés “twiteando” en lugar de viendo por la ventanilla del transporte. Es allí cuando debes calmar a las bestias sedientas de contactos virtuales.
Comienza de a poco. Procura, por ejemplo, tener cerrados tus perfiles y cuentas en determinados horarios, como cuando estés en el trabajo o de regreso a casa. Establece un horario, y mantenlo pase lo que pase. No te preocupes: ni el mundo se detendrá ni quedarás aislado, ante emergencias, urgencias o cosas importantes, te podrán contactar por teléfono.
Luego, cuando ya hayas incorporado el hábito del “horario restringido”, comienza a minimizar el uso. Consulta una o dos veces al día tus perfiles, luego sólo una, luego habrá días en los que ni siquiera lo veas. Es buena idea mantener cerradas las aplicaciones de tablets y móviles, de modo que no te llegue aviso ante actualizaciones de tus contactos que puedan incitarte a ingresar a las redes.
Con tiempo y algo de esfuerzo, las redes sociales volverán a ser una diversión o una herramienta de uso, pero no algo que percibas como “necesidad”. Y te prometemos que valdrá la pena retomar el contacto con el mundo cara a cara.