Quizás llegue a tu mente la pregunta de que si sería más fácil estar casado que lidiar con el tumulto emocional y las presiones financieras que acarrea un divorcio. Si en la pareja existen hijos, puedes querer sacrificante y continuar la relación por el bienestar de ellos. Cada situación resulta diferente y, al final, tú eres la única persona que puede decidir si el divorcio es lo correcto.
Antes de tomar esa decisión es bueno que sigas algunos pasos que te recomendamos a continuación:
Primero: Pregúntate a ti mismo cuáles serían las principales razones para permanecer casado. Si tienes un objetivo en mente que pudieras lograr si resuelves tus problemas matrimoniales, puede ser que las probabilidades de que tu relación perdure aumenten. Puedes plantear un objetivo para mantener un familia con dos padres o trabajar tus problemas de confianza para mejorar tu relación y tu autoestima. Si tu razón principal para seguir casado es evitar emociones difíciles, es menos probable que el matrimonio sobreviva.
Segundo: trata de hacer todo lo posible para mejorar tu relación. Si ambas partes están comprometidas a trabajar sus diferencias para crear una relación más sana, el matrimonio puede salvarse.
Tercero: debes aceptar cuando la relación se acabe. Un matrimonio sano y satisfactorio debe tener honestidad, confianza, compromiso, fidelidad, cuidado, respeto y objetivos comunes. Si alguno de estos factores falta, puede ser mejor ir por caminos separados.
Cuarto: es importante que pongas tus necesidades antes que las de tu pareja, hijos y cualquier otra persona que puede ser afectado por el divorcio. Los hijos serán más felices siendo el producto de un hogar roto que vivir en uno que no parezca un hogar.
En conclusión no es recomendable que permanezcas con tu pareja por el bienestar de los niños si eso significa vivir con estrés e infelicidad. Trata de encontrar la respuesta en tu interior. Hay una parte de ti que sabrá si el divorcio es lo correcto.