¿De qué orgullo gay?
He escrito varios artículos abogando por el respeto a los derechos de homosexuales, lesbianas y demás, pues se trata de personas muy discriminadas en nuestra sociedad, pese a tratarse de una minoría que los países desarrollados acepta y le permite insertarse en la producción económica y en las demás actividades del mundo civilizado.
Se observa, sin embargo, que la comunidad gay dominicana ha caído en los últimos tiempos en un estado de agitación. Una cosa es exigir que se respeten sus derechos ciudadanos y otra es sostener una agresiva disputa con los heterosexuales, con aquellos que no compartimos su preferencia. Y la caravana anunciada es una provocación.
En el marco de esa provocación se halla el señor embajador de los Estados Unidos. Al designarlo en el cargo fue objeto de serios rechazos por la iglesia católica y sectores conservadores de la sociedad, incluyendo a prominentes dirigentes del partido oficial. Lo defendí bajo la creencia de que su condición de homosexual no sería obstáculo a una digna labor diplomática.
Lamentablemente ha decepcionado a muchos con su exhibicionismo, sus relaciones con la comunidad de homosexuales y lesbianas locales y sus constantes pronunciamientos consignando el “orgullo gay”. Esas conductas no son cónsonas a una labor propiamente diplomática.
Para la comunidad gay demandar sus derechos (los cuales apruebo) no tiene que estar enarbolando ningún orgullo. ¿Orgullo de qué? Si usted exige que se le respete, tiene necesariamente que empezar respetando a los demás, sin exceso ni provocación.
Fuente Externa