De “release” a ingeniero de Intec; el ex prospecto que quiere orientar a colegas
SANTO DOMINGO. Si a Christian Concepción le preguntaban hace un lustro qué sueño se veía cumpliendo en octubre de 2015, es muy probable que hubiese mencionado que lanzando en los playoffs con los Cardenales, o abriendo el día inaugural con los Toros en el Francisco Micheli.
No será ni uno ni otro. El destino de Concepción fue el mismo que el de la inmensa mayoría de prospectos firmados (son dejados libres antes de los cuatro años), pero su padre exigió una cláusula en su contrato cuando firmó en 2007, que comprometía al equipo a financiarle los estudios en caso de ser despedido, y dentro de seis meses se graduará de ingeniero civil en Intec.
Concepción, un derecho de 25 años que lanzaba rectas a un promedio de 93 millas, es la cara y parte del cuerpo de Segunda Oportunidad, un proyecto que lanzó RBI Consulting Group con el objetivo de insertar en la vida productiva a cientos de jugadores jóvenes que cada año ven terminado sus sueños dentro de las líneas de cal.
Concepción conoció a Pablo Ulloa, presidente de RBI CG (empresa que por siete años ha ofrecido servicios de educación a más de una docena de academias de la MLB en el país), cuando entrenaba con San Luis y una vez fue liberado (2011) le brindó ayuda psicológica y orientación para afrontar el trauma que representa abandonar el juego y comenzar una nueva vida. Y trabajan mano a mano en la nueva iniciativa, labor que espera desempeñar conjuntamente con la construcción de infraestructuras.
“Los entrenadores me decían que para qué yo seguía estudiando el bachillerato antes de firmar, si yo iba a ser millonario en las Grandes Ligas con las condiciones que tenía, pero mis padres nunca entraron en esa”, recuerda Concepción, que llegó a lanzar hasta la Liga del Golfo (novatos).
El paquete que le ofrece a las organizaciones es uno que incluye apoyo sicológico, orientación vocacional, formación educativa, entrenamiento técnico profesional (tienen acuerdo con el INFOTEP) e identificarle oportunidades laborales. Es una especie de póliza de seguro que pagarán los equipos que contraten el servicio para los jugadores despedidos por “bajo” desempeño.
“Cuando quedé libre, duré seis meses frustrado. Volví a practicar, y hasta una oferta para ir a México recibí, pero decidí afrontar otro camino un poco más seguro”, dijo Concepción, hijo de una pareja de contadores romanenses, en un hogar en el que un hermano suyo es doctor, y otros dos estudian odontología.
El programa ofrece la oportunidad de terminar el bachillerato a través de Prepara y formar a los participantes como técnicos deportivos y preparadores físicos. La base de operación estará en Los Prados y contará con un grupo de profesionales probados.
La MLB estableció en la década de 1960 una facilidad de estudio para los jugadores que así lo exijan en sus contratos (siempre que reúnan las condiciones, como ser bachiller) a la hora de la firma. El beneficio está garantizado aun si son despedidos.
El Plan (como es conocido) cubre un máximo de US$3 mil por semestre (entre pagos de estudios y otros gastos) y puede abarcar hasta ocho ciclos, ya sean cuatrimestres o semestres. Pero en el país son pocos los jugadores que exigen esa cláusula.
Los datos más recientes muestran que el número de jugadores firmados en el país que logran permanecer en los equipos al tercer año no supera el 50%. Un estudio elaborado por DL reveló que de los 2,642 peloteros firmados entre 2004 y 2009 apenas 110 llegaron a las Grandes Ligas.
Sólo en el fichaje de nuevos jugadores criollos, los equipos invirtieron en 2014 poco más de US$54 millones. El martes, la MLB y el Ministerio de Deportes firmaron un acuerdo para promover el béisbol en las escuelas y a la vez estimular a los jóvenes que aspiran a ser peloteros hacer hincapié en los estudios.