El bitcoin, una misteriosa moneda de Internet no tan cool como parecía
WASHINGTON. El bitcoin, la misteriosa moneda de los fanáticos de Internet presentada como un medio “cool” para eludir a los bancos centrales, sufrió la semana pasada su primer verdadero “crac” bajo la presión de especuladores desconocidos, suscitando dudas sobre su futuro.
El precio de esta moneda virtual había conocido un sorprendente aumento una semana atrás, antes de desplomarse en apenas dos días.
Inventada en 2009 tras la crisis financiera mundial por un misterioso informático oculto bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, el bitcoin conoció el jueves “una caída mayúscula”, reconoció este viernes en un email enviado a la AFP Gavin Andresen, responsable científico de la Fundación Bitcoin.
“Hubo mucha especulación de corto plazo, por gente que vio que el precio subía y quiso hacer dinero y luego intentó escapar antes de que el precio se desplomara”, dijo.
El bitcoin, que llegó a cotizarse en 266 dólares el miércoles, se vendía este viernes a tan sólo 54 dólares, según la plataforma Mt. Gox, que administra 80% de los intercambios de bitcoins y debió cerrar sus puertas temporalmente el jueves.
La volatilidad del precio “no es buena para el bitcoin”, reconoce Andersen. “Pero a medida que el bitcoin aumenta de valor y que las infraestructuras que lo rodean alcanzan cierta madurez su precio en relación a las otras divisas tenderá estabilizarse”, promete. Ese proceso puede llevar “algunos años” e incluir momentos “caóticos”, admite.
De acuerdo a algunos analistas, el alza vertiginosa que conoció el bitcoin habría sido provocada por inversores rusos y chipriotas que buscaban poner a buen recaudo sus euros cuando estalló la crisis financiera en Chipre.
Pero para el profesor de economía Steve Hanke, de la universidad John Hopkins de Baltimore (Maryland, este de EEUU), la burbuja de los bitcoins “explotó” por la presión de inversores “mayoritariamente estadounidenses”.
El bitcoin sigue siendo “una aventura especulativa, muy insegura”, al tratarse de “una moneda que no está respaldada por un bien” real pero que es utilizada como una inversión, destaca.
“Un alto grado de anonimato”
James Surowiecki había señalado esos mismos riesgos en una nota publicada en la revista del Massachusetts Institute of Technology en agosto de 2011.
“Cuando se trata de las divisas comunes hay un límite a la espiral (de la caída de los precios), porque la gente necesita comer, pagar sus facturas”, mientras que los bitcoins pueden perfectamente “nunca ser gastados”, escribió.
Los hermanos Winklevoss, que acusan al fundador de Facebook Mark Zuckerberg de haberles robado la idea de la red social, dijeron el jueves al New York Times que habían adquirido bitcoins por 11 millones de dólares, según un sistema “que prescinde de la política y del error humano”.
Pero se trata de un sistema complejo.
El bitcoin es “creado” (“mined”) por la resolución de programas matemáticos complejos generados por computadora. El software de estos programas plantea una dificultad “exponencial” a la ahora de “acuñar” nuevos bitcoins, cuyo número ha sido limitado a 21 millones.
Esta complejidad alimenta el riesgo, estimó el Banco Central Europeo en un informe publicado en octubre pasado.
Los intercambios son, además, totalmente anónimos. Y este “alto grado de anonimato” puede conducir al bitcoin a convertirse en una “alternativa monetaria al tráfico de drogas y al blanqueo de dinero”, sostuvo el BCE.
La institución bancaria regional alertó también sobre la posibilidad de un funcionamiento “a la Ponzi”, un sistema que consiste en remunerar a los primeros inversores por los depósitos de inversores llegados con posterioridad y que fue utilizado por el estafador Bernard Madoff. Los usuarios de bitcoins sólo pueden retirar su dinero si otras personas les compran bitcoins.
Finalmente, el sistema tampoco ha escapado a ataques informáticos, como sucedió en 2011 cuando “valijas” virtuales de bitcoins fueron hackeadas.
Hanke relativiza las críticas del BCE. “Si una moneda privada se convierte en una amenaza para ellos, los gobiernos hallarán de todas maneras razones para intentar destruirla y decir que se trata de una mala idea”, señaló.
AFP