El chisme tiene explicación científica
A estas alturas de la semana, no es difícil que seas capaz de contar al menos un par de veces en las que te has encontrado hablando con un compañero de de otro compañero de trabajo. O con una amiga de alguien que ambas conocéis. Es decir: a estas alturas de la semana, es posible que hayas practicado lo que muchos llaman el nacional, cotillear.
La cuestión es que según un estudio conducido por científicos alemanes y publicado en el Personality and Social Psychology Bulletin ya no tienes que sentirte culpable al respecto, porque cotillear es una “parte natural” de nuestras vidas, y nos ayuda a conocernos y evaluarnos a nosotros mismos. Vamos, que a partir de ahora, cuando pienses que cotilleas porque disfrutas hablando mal de los demás, plantéatelo de otra manera. Plantéatelo como si lo estuvieras haciendo para mejorar como persona. Y aunque a nosotros la no nos convence para nada, vamos con su explicación.
Para llegar a dichas conclusiones, estudiaron el comportamiento de 183 individuos a los que pidieron que contasen un cotilleo positivo y otro negativo sobre otra persona. Después, les interrogaron sobre cómo se habían sentido haciéndolo. En ambos casos, las personas cuestionadas afirmaron haber utilizado esa información para pensar en sí mismos y en sus propias vidas, más que para hablar mal de los protagonistas de sus historias. Ya, .
“Contrariamente a las percepciones actuales, la mayor parte de los cotilleos negativos no tenían la intención de herir al protagonista, sino de satisfacer a quien lo cuenta y quien lo escucha”, asegura el estudio. Esto de hablar de los demás por puro placer y no por querer ser mejor personas ya nos convence más.
Fuente: HB