El cigarrillo mañanero, el más peligroso
Para algunos es ya como un acto reflejo. En cuanto se despiertan, encienden su primer cigarrillo del día. Pero estas caladas mañaneras son aún más peligrosas que las siguientes.
Según afirman dos estudios publicados en ‘Cancer’, aumentan más el riesgo de sufrir cáncer de pulmón, de cabeza y de cuello.
Después de analizar 4.775 casos de fumadores con cáncer de pulmón y 2.835 sin esta enfermedad, “observamos que el riesgo desarrollarla era casi el doble en aquellos que fumaban un cigarro durante los primeros 30 minutos después de levantarse que quienes esperaban a la hora”, afirma Joshua Muscat, de la facultad de Medicina de la Universidad del estado de Pensilvania, en Hershey (EEUU).
En cuanto a los tumores de cabeza y cuello, los resultados de la investigación están en la misma línea y demuestran que el tiempo que transcurre desde que la persona se despierta hasta que enciende el cigarrillo es un importante indicador de estas enfermedades. Los autores no descartan, incluso, que el riesgo sea aún mayor entre quienes fuman en los primeros 15 minutos.
Los niveles de nicotina tienen la explicación y esta es una teoría que Muscat ya apuntaba en un trabajo anterior, publicado en el año 2009 en ‘Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention’. No sólo es importante el número de cigarrillos que se consumen al día y los años que se mantiene este hábito, también influye el tiempo que pasa desde que uno se despierta hasta que se fuma el primero. Como ya desvelaba en aquel artículo, “durante los primeros cinco minutos del día, la nicotina en sangre aumentaba hasta los 437 nanogramos por mililitro; entre los seis y los 30 minutos, hasta los 352 ng/mL; y después de una hora, hasta los 215 ng/mL.
Dada la relevante y reconocida asociación entre la nicotina y los distintos tipos de cáncer (pulmón, boca, laringe, esófago, estómago, colon, páncreas, vejiga, útero y mama), estos hallazgos significan que quienes fuman al poco de levantarse son más susceptibles de padecer un tumor, una conclusión que “puede ayudar a identificar a los fumadores con mayor riesgo y beneficiarse, por tanto, de intervenciones especialmente diseñadas para dejar de fumar”. Estos programas, añade, “reducirían los efectos negativos de esta adicción, así como los costes derivados”.
Adicción más fuerte
Los autores de este estudio parten de una idea: quienes necesitan fumar rápidamente al comenzar el día, tienen una dependencia fuerte al tabaco. Miguel Barrueco, del servicio de Neumología del Hospital Clínico de Salamanca, lo explica: “Lo que aumenta el riesgo de cáncer no es el hecho en sí de consumir un cigarrillo en la primera media hora, pero esto implica, en general, que la persona sea más dependiente y fume más cigarrillos”.
Por esta razón, cuando se trata de determinar el tratamiento más eficaz para dejar de fumar, los terapeutas tienen en cuenta este tipo de parámetros para evitar posibles fracasos en el abandono del tabaco: número de cigarrillos que se consumen al día, años que la persona lleva fumando, en qué momento se enciende el primero, dónde, cuál es su nivel de dependencia, características biológicas de cada individuo, etc.
En cuanto a la adicción o una mayor dependencia, afirman los investigadores, “puede deberse a una combinación entre factores personales y genéticos” y en esta línea se está trabajando ahora en varios países, también en España. “La idea es indagar sobre los distintos genes que podrían condicionar a tener una mayor o menor dependencia, quiénes tienen más riesgo para empezar a fumar, a quiénes les va a costar más, etc. Sin embargo, hay múltiples polimorfismos (variaciones en los genes) que afectan a numerosos genes. Está todo muy incipiente”, finaliza el doctor Barrueco.
fuente: Elmundo.es (por Laura Tardón)