El origen de… los dibujos animados (parte uno)
Cómo olvidar todas esas horas que pasábamos en el televisor viendo nuestros dibujos animados favoritos, en donde personajes que no eran de carne y hueso sino que solo trazos de lápiz, se movían como si hubiesen cobrado vida por arte de magia.
Es por esto que esta semana y la próxima esta sección se la dedicaremos a los dibujos animados. Separaremos este artículo en dos partes: una enfocada en los monitos animados occidentales y otra dedicada al anime de Japón, con la cual empezaremos hoy.
El padre del anime Osamu Tezuka
A pesar que en Japón la primera animación fue en 1917, y muchas otras más aparecieron en las décadas siguientes, no es hasta los años ‘60 que se logra la característica y el estilo con el cual se conoce actualmente el anime.
Todo empezó en 1963 cuando Osamu Tezuka introduce Tetsuwan Atomu también conocido como Astro Boy, en la televisión japonesa (empezó como un manga) y revoluciona la forma de ver la televisión, y sobre todo porque se habla de un personaje que lleva consigo la palabra átomo, la cual era una palabra muy delicada aun, a pesar que ya habían pasado 20 años desde la bomba atómica en Hiroshima.
Tetsuwan Atomu o Astro Boy
Otra gran creación de Tezuka fue Kimba el león blanco, sin dudas uno de los dibujos animados que muchos habrán visto en su infancia, y del cual se dice fue la inspiración (o copia para algunos) de la película El Rey León de Disney.
Y luego en el resto de los años 60, empezaron a salir otras series como Speed Racer (Meteoro), Eight Man, Gigantor y Marine Boy, dando inicio a esta nueva era de dibujos animados, quitándole un poco de terreno al afamado manga.
Años ‘70
En la década de los ‘70, las empresas televisivas japonesas empezaron a sacar cada vez más contenido anime con un ritmo bastante acelerado, y fue como a los inicios, Matsumoto TV transmitió Capitan Harlock: Pirata del Espacio, Space Battleship Yamato y Galaxy Express, impregnando drama y aventura como nunca antes se había visto.
Otros animes importantes que surgieron en esta década fueron Heidi, la niña de los Alpes, Conan el niño del futuro, Mazinger Z y Mobile Suit Gundam. Este último revoluciono la industria dando inicio a la era de los mechas (robots gigantes).
Ya a fines de los ‘70, el gran Hayao Miyazaki introdujo el anime en el cine, con su película Lupin III: El castillo de Cagliostro.
Años ‘80
Los ‘80 son considerados los años dorados de la animación japonesa, esto porque muchos de nosotros miramos en menos todas las creaciones de los ‘90 en adelante, y nos quedamos con los grandes clásicos ochenteros.
Mientras el género de los mechas cambiaba de super robots con poderes fantásticos a robots ya más reales con armas y poderes explicables por la ciencia, otros dos importantes sucesos ocurrían: Una subcultura llamada Otakus empezó a organizarse entorno a revistas de anime, en donde se comentaba y criticaban episodios de las series más populares de la época. Y ademas de eso, nacia la gran serie Macross (Robotech) en 1985, junto a Mobile Suit Zeta Gundam. Estas dos series fueron lo más top respecto a lo que mechas se trataba, y todo gracias a la moda de la ciencia ficción que había en ese entonces debido a la saga de Star Wars.
En 1984, el éxito de Dragon Ball introdujo el mundo de las artes marciales al anime, y fue el principal influenciador de otras grandes series como Yu Yu Hakusho, One Piece y Naruto.
En el ámbito de los deportes, el manga de Yoichi Takahashi era adaptado a la televisión, y así nacía Captain Tsubasa (Los Supercampeones), el cual se volvió el primer anime deportivo que logra éxito mundial. Y debido a este éxito luego aparecen series como Slam Dunk, El príncipe del tenis y Eyeshield 21.
Respecto al cine, podríamos decir que Studio Ghibli realizo dos grandes producciones: Nausicaa of the Valley of the Wind, y Laputa: Castle in the sky, ambas dirigidas por el gran Hayao Miyazaki. Otra gran película es sin duda Akira, el cual ya habla de temas más complejos como la sicología, la filosofía, la corrupción y la madurez que debe experimentar la raza humana a través de su vida.
Años ‘90 en adelante
De cierta manera, el mundo del anime de los ‘90 era muy diferente de la de los ‘80. Nuevamente la falta de creatividad acechaba a los dibujantes, y algunas continuaciones de sagas aparecieron como G Gundam y Gundam Wing. Pero sin duda fueron los de Gainax los que dieron vida nuevamente al anime en aquella década, con Neon Genesis Evangelion en 1995. Este anime se volvió muy popular en Japón entre los fanáticos de los mechas, llegando a producir incluso una película dos años más tarde llamada The End of Evangelion, la cual recaudo $10 millones de dólares.
Grandes animes de los 90 fueron, Sailor Moon, Mikami, Ranma ½, Detective Conan, Serial Experiments Lain, Ghost in the Shell (que influenció mucho a la película Matrix), Pokemon, etc.
Ya en 1997 la película Princesa Mononoke, de Hayao Miyazaki, se vuelve la película animada más costosa en producir hasta esa fecha, con un valor de US$20 millones. Se dice que Miyazaki se dio el trabajo de revisar las 144.000 planas de la película, y se dio el trabajo hasta de redibujar 80.000 de ellas personalmente.
Ya desde el 2000 en adelante, también aparecieron muchos animes nuevos, con temáticas cada vez más profundas y dignas de mencionar como lo son: Death Note, Code Geass, Gundam Seed, Fullmetal Alchemist, Lucky Star (ésta no tan profunda que digamos) y muchos otros más, pero que personalmente están hechas para tener una sola temporada.
A pesar que el libreto de estos animes sea muy bueno y tengan ese toque de drama-acción que te emociona, carecen de esa simpleza que tenían los antiguos animes, en donde las historias eran básicas, pero la técnica utilizada en la animación y en el dibujo eran lo que llamaba la atención de los televidentes. Un ejemplo de esto es en Los Supercampeones. Esos efectos que hacían la pelota aplastarse y las interminables corridas de un lado de la cancha al otro, eran cosas simples que le daban un toque especial a esos monitos.
Otro ejemplo eran las peleas en Dragon Ball Z, a mi gusto las mejores del anime sin duda alguna. No importa que me digan que las de ahora tienen unos efectos visuales increíbles. Yo me quedo con esos efectos de trazos simples que hacían ver la gran velocidad que tenían Goku y sus rivales. Siendo que soy un gran fanático de la tecnología, aun así prefiero los dibujos animados a la antigua y sin uso de programas computacionales para agregar efectos, porque creo que pierden la esencia de lo que es originalmente la animación.
En la próxima parte veremos el lado occidental de los dibujos animados, así que no se pierdan el siguiente artículo.