El sexo agotador de los calamares
El coito dura tres horas y después los amantes están tan cansados que apenas son capaces de nadar durante treinta minutos.
Los excesos se pagan, aunque uno sea un calamar. Con el fin de transmitir sus genes, una especie de cefalópodo que habita en aguas australianas, el Euprymna tasmanica, practica interminables sesiones de sexo durante tres horas. Tan intensamente se ejercita, que después tiene problemas para nadar durante media hora. La investigación, realizada por el Departamento de Zoología de la Universidad de Melbourne, puede parecer una mera oportunidad para hacer bromas al respecto, pero va más allá del chascarrillo. El estudio, que se publica en la revista Biology Letters, proporciona una nueva visión de la evolución de las estrategias reproductivas de los animales, y es la primera vez que se ha demostrado que los costes energéticos del apareamiento afectan a las capacidades físicas posteriores del amante.
El equipo estudió los hábitos del calamar, que llega a los 7 cm de largo en el tamaño adulto, en aguas de Australia y Tasmania. Los científicos observaron que los calamares se aparean durante tres horas, una actividad que los machos inician en cuanto surge la oportunidad. El macho agarra a la hembra desde abajo, y se queda ahí mientras dure la cópula. Tanto los machos como las hembras pueden cambiar de color del amarillo arenoso al violeta oscuro con reflejos verdes y naranjas. También pueden producir una nube de tinta si se ven en peligro.
Conocer este extenso ritual de apareamiento parece trivial, pero los costes energéticos que conllevan podrían reducir la supervivencia del animal si disminuye su capacidad de evitar a los depredadores. Los investigadores recolectaron calamares de St Leonards en el sureste de Australia y pusieron a prueba su resistencia nadando contra una corriente de agua constante en el laboratorio. Se permitió que los calamares se aparearan y su capacidad para nadar se puso de nuevo a prueba. Después del sexo, tanto los machos como las hembras necesitaron treinta minutos para recuperarse. «Esto sugiere que el calamar sufre de fatiga muscular temporal»,a firman los investigadores. «Nuestros resultados fueron un poco sorprendentes, ya que el grado de fatiga fue similar en ambos sexos, a pesar de que el apareamiento parece más intenso en los machos».
Durante esa fase de fatiga, el calamar puede esconderse en la arena hasta recuperarse, pero mientras tanto no puede buscar comida y, desde luego, no puede buscar a un nuevo compañero con el que seguir con su maratón amoroso.
Esta especie de calamar vive menos de un año y puede dedicarse a la actividad energética de aparearse varias veces en su corto período de crecimiento.