El sillín, enemigo del sexo
Ya sea en pista, ruta, montaña, con acrobacias (el ya olímpico BMX) o cualquier otra modalidad a dos ruedas y sin motor. Lo cierto es que en el ciclismo -un deporte realizado mayoritariamente en competición por hombres- las mujeres han conseguido en las dos últimas décadas hacerse su propio hueco… Pero además de saborear las mieles del éxito como sus compañeros masculinos, los investigadores están descubriendo que ambos sexos comparten igualmente sus consecuencias menos gratas.
Si hace unos años investigadores de esta universidad descubrían una relación directa entre la disfunción eréctil y las horas que un hombre pasaba sentado en su bicicleta, un reciente estudio de la Universidad de Yale (EEUU), señala que ellas no están exentas de sufrir problemas sexuales por culpa de este deporte. Según han publicado en ‘The Journal of Sexual Medicine’, “las mujeres que pasan un mínimo de 16 horas a la semana en bicicleta desarrollan fuertes presiones en la zona del perineo (el ‘suelo’ de la pelvis) lo que puede disminuir su sensibilidad genital”, afirma Marsha K. Guess, doctora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale.
La altura del manillar importa
Ya en el año 2006, esta misma universidad realizó su primer estudio en ciclistas femeninas para ver si ellas también presentaban algún problema de salud sexual debido a la pasión por el pedaleo. Efectivamente, por aquel entonces descubrieron que tenían menos sensibilidad genital que un grupo de control de deportistas maratonianas.
“La idea de este nuevo estudio era encontrar la causa de este resultado, saber si la disposición de la bicicleta era responsable de estos datos y, efectivamente, parece que la clave está en la posición que muchas ciclistas, sobre todo de competición, toman a la hora de montar”, analiza la doctora Guess. Para llegar a esta conclusión, el grupo de investigadores estudió a 48 mujeres cuyas características en común eran que todas ellas practicaban un mínimo de 16 horas a la semana de ciclismo, “aunque la gran mayoría superaba con mucho esta cifra al ser deportistas de competición”, comenta.
En la investigación, invitaban a las ciclistas a traer su propia ‘bici’ y a que pedalearan como lo hacían habitualmente. “Vimos que la postura más normal es aquella en la que el manillar se sitúa más abajo que la altura del sillín de la bicicleta, consiguiendo que la espalda tenga una postura casi horizontal y así, también más aerodinámica”, explica la doctora Guess.
“A medida que ellas pedaleaban nos informaban si sentían irritación, adormecimiento o sensación de hormigueo en su zona genital. A la vez, medíamos con un dispositivo adaptado la sensación del suelo pélvico que nos mostraba que estas ciclistas tenían mayores problemas a la hora de detectar vibraciones en esta zona”, recuerda.
De esta forma, se dieron cuenta de que esta postura obliga a reposar el peso de la persona en la ‘nariz’ de los sillines de la bicicleta, “lo que hace que haya más presión en la zona del perineo y, de la misma forma, una reducción de la sensibilidad genital, aunque no parece que otras áreas más internas sean perjudicadas“, comenta la doctora Guess.
Riesgos modificables
¿Qué peligro hay entonces para la ciclista femenina? “Aunque todavía hay que seguir investigando para saber qué tipo de daños puede causar, lo que está claro es que hablamos de una presión en una zona concreta y sensible que se produce a lo largo del tiempo, lo que puede llevar a que los nervios genitales se vean afectados de forma crónica y esto, a la larga, produzca una disfunción sexual o problemas a la hora de buscar una excitación en los labios exteriores de la vagina”, explica la doctora Guess.
Pero para llegar a afirmar esto, la doctora Gema García Gálvez, ginecóloga y coordinadora de la Unidad de Suelo Pélvico de Hospital Universitario Quirón Madrid, pide más investigación. “El estudio es novedoso, pero sería interesante que se hiciese un seguimiento de éstas u otras ciclistas profesionales en el tiempo para ver si hay daño permanente”, afirma. “Es cierto que al estar hablando de una presión prolongada, la respuesta sensitiva de esta zona, compuesta por terminaciones nerviosas, puede verse afectada y en un momento dado se requiera incluso algún tipo de fisioterapia para la zona”, explica.
“Los médicos que llevamos años trabajando con ciclistas conocemos desde hace tiempo estos problemas que, como en los hombres, vienen por un aumento de la presión en el perineo. Hay que tener en cuenta que los ciclistas de ambos sexos se ven afectados por trastornos en el nervio pudendo debido normalmente a las posturas en la bicicleta y al sillín de la misma, lo que puede originar en algunos casos, aunque los menos, disfunción sexual”, explica a ELMUNDO.es Cesario López, Presidente de la Comisión Médica de la Real Federación Española de Ciclismo.
Pero los expertos aseguran que “no tiene que cundir el pánico”. “Los deportistas de alta competición suelen presentar alguna pequeña alteración; así, nosotros estamos acostumbrados a tratar problemas de incontinencia en maratonianas o mujeres que practican la halterofilia por la presión abdominal que suponen estos deportes. Pero las mujeres que salgan a pedalear de vez en cuanto no tienen que preocuparse por ello, ya que ni siquiera la postura que el estudio indica es la más normal en alguien que practique el ciclismo por afición”, afirma García Gálvez.
Sin embargo, para los ciclistas profesionales, “sabemos que en algún momento de su vida profesional, alrededor del 15% de los ciclistas va a sufrir problemas en el nervio pudendo que pueden incluir disfunciones sexuales”, explica el doctor López. Por ello, tanto los autores del estudio como la doctora García Gálvez apuestan por ‘sillines inteligentes’, es decir, adaptados a las necesidades de cada ciclista, quizá, incluso, “que eviten la clásica ‘nariz’ que presiona los órganos sexuales”, indica el doctor López.
“¿Cómo se puede prevenir esto?”, se pregunta ete médico. “Se pueden hacer estudios biomecánicos que estudien las características del ciclista y de la bicicleta para rectificar malas posturas o diseños fallidos”, indica. “Pero todavía pesan mucho las modas y las marcas y esto hace que no se tengan en cuenta aspectos tan básicos como que las mujeres necesitas sillines más anchos que los hombres porque su pelvis es más ancha. Pero ahora se lleva más que la bicicleta pese menos para moverse más rápido. Nosotros, como médicos, intentamos explicar esto comomedida de prevención, pero depende de ellos y muchas veces no sabemos lo que pasa hasta que ha ocurrido porque depende sobre todo de ellos”, finaliza.